Oración para el Domingo de Adviento
Levantaos y alzad la cabeza…
Los que estáis desanimados,
porque el desaliento no ha de tener la última palabra.
Los que tenéis miedo, porque hay un Dios de brazos abiertos
queriendo acallar vuestras pesadillas.
Los que os sentís solos… no lo estáis, Dios está cerca,
aunque a veces no lo sintáis.
Los que estáis encadenados por memorias hirientes,
por estructuras injustas, por etiquetas que excluyen,
por rechazos que duelen…
Levantaos y alzad la cabeza.
Mirad al frente con valentía, con coraje, y con esperanza,
porque se acerca vuestra liberación.
Una libertad que romperá cepos y cadenas,
que vaciará esas prisiones donde uno a veces se siente encerrado.
Una libertad que nace del amor. La libertad de quien está dispuesto
a poner la vida entera en juego.
Aunque el mundo se vea zarandeado por tormentas,
dividido por barreras absurdas,
golpeado por una desigualdad terrible…
no os rindáis, no dejéis de soñar, de creer,
y de mirar al frente para adivinar caminos nuevos.
Yo estoy cerca.