Hoy es Santa Eulalia Mártir (año 304)
Martirologio Tradicional: En la ciudad de Barcelona, en la Hispania Tarraconense, memoria de santa Eulalia, virgen y mártir (in. s. IV). (NOTA: El actual Martirologio Romano no la incluye)
Etimología: Eulalia = Aquella que habla elocuentemente, es de origen
Eulalia de Barcelona, Santa
Según la tradición cristiana, santa Eulalia vivió cerca de Barcina, Hispania (actual Barcelona, España) en los tiempos del emperador Diocleciano (284-305) durante el siglo III o IV, siendo papa san Marcelino.
Durante la persecución de los cristianos en la región, Eulalia, una muchacha de entre 13 y 15 años escapó de una casa de campo donde sus padres la habían encerrado para que no se entregase a las autoridades, abiertamente confesó su fe y fue entregada al martirio.
Fue víctima de diferentes tormentos y murió en la cruz, si bien hay serias dudas sobre la historicidad de la narración de su martirio.
De acuerdo con la tradición, uno de estos tormentos consistió en lanzarla rodando dentro de un tonel lleno de vidrios rotos por la calle (actualmente llamada Baixada de Santa Eulàlia -Bajada de Santa Eulalia-), donde hay una imagen de la santa en una pequeña capilla.
Dice la leyenda que fue clavada desnuda en una cruz de forma de ´X´ (forma conocida como cruz de Santa Eulalia). En aquel momento para preservar su intimidad le crecieron los cabellos y comenzó a nevar.
Fue canonizada y se considera santa tanto por la Iglesia Católica Romana, como por la Ortodoxa.
Sus despojos fueron localizados en 878 por el obispo Frodoino y trasladados solemnemente a la catedral.
Evangelio del día 12 de febrero con el Padre Guillermo Serra
Evangelio según San Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos.
Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «¡Effetá!» (que quiere decir «¡Ábrete!»). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no le dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: «¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
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