Historias con valores – ENTREVISTA CON DIOS

Historias con valores – ENTREVISTA CON DIOS

 

-Pasa, me dijo Dios

-Con que quieres entrevistarme…?

-Bueno,le contesté, si es que tienes tiempo

-Mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo -me dijo-

-¿Qué pregunta vas a hacerme?

-Ninguna nueva ni difícil para tí, por ejemplo:

¿qué es lo que más te divierte de los hombres?

-Que se aburren de ser niños por la prisa de crecer y luego suspiran por regresar a ser niños.

Porque primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud.

Que por pensar ansiosamente en el futuro descuidan su hora actual con lo que ni viven el presente ni el futuro.

Que viven como si no fueran a morirse y se mueren como si no hubiesen vivido…

con los ojos llenos de lágrimas y la voz entre cortada dejó de hablar.

Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio.

Después de un largo tiempo y para cortar el clima, le dije:

«Me dejas hacerte otra pregunta?»

No me respondió con palabras, sino sólo con su tierna mirada.

– Como padre, qué es lo que le pedirías a tus hijos?».

«Que aprendan, que no pueden hacer que alguien los ame.

Lo que sí pueden es dejarse amar.

Que aprendan, que toma años construir la confianza, y sólo segundos para destruirla.

Que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en sus vidas.

Que aprendan, que no es bueno compararse con los demás, pues siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.

Que «rico» no es el que más tiene, sino el que menos necesita.

Que aprendan, que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán.

Que aprendan,que perdonar se aprende practicando.

Que no siempre es suficiente ser perdonado por otros, algunas veces deben perdonarse a si mismos.

Que aprendan, que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.

Que de lo que siembran, cosechan, si siembran chismes cosecharán intrigas, si siembran amor cosecharán felicidad.

Que aprendan, que la verdadera felicidad no es lograr sus metas sino aprender a ser feliz con lo que tienen.

Que aprendan, que la felicidad no es cuestión de suerte sino producto de sus decisiones.

Ellos deciden ser felices con lo que son y tienen, o morir de envidia y celos por lo que les falta y carecen.

Que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente.

Que sin importar las consecuencias, aquellos que son honestos consigo mismos llegan lejos en la vida.

Que retener a la fuerza a las personas que aman, las aleja más rápidamente de ellos y el dejarlas ir, las deja para siempre a su lado.

Que nunca harán nada tan grande para que Dios los ame más, ni nada tan malo para que los ame menos.

Simplemente los amo, a pesar de sus conductas.

Que aprendan, que la distancia más lejos que pueden estar de Mí es la distancia de una simple oración….» Y así, en un encuentro profundo, tomados de las manos, continuamos en silencio.