Guión eucaristía I Domingo de Adviento

Guión eucaristía I Domingo de Adviento

Reflexión para el primer Domingo de Adviento – Ciclo B

PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante

Hoy, la Iglesia Universal celebra el domingo primero de Adviento, iniciando un nuevo año litúrgico, y dentro de él, iniciamos concretamente, el ciclo «B».


«Este es el tiempo de la espera gozosa del Señor, que nos invita a prepararnos para su vuelta gloriosa con la conversión del corazón. Es el tiempo de estar vigilantes para descubrir mejor, en las diversas circunstancias de la vida, los signos de la presencia de Jesús; a quien lo busca fielmente no dejará de mostrarle el rostro del Padre celestial.»

AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor hoy nos llama a estar atentos, preparándonos para su venida, descubriendo su presencia entre nosotros, no sólo en la Eucaristía y en la Palabra, sino también en cada hombre. Y nuestra respuesta debe ser el llevar una vida verdaderamente sobria, sin dejarnos atrapar por las excesivas preocupaciones que nos propone el mundo, y reconociéndonos como peregrinos que caminamos, con gozosa esperanza, hacia la Patria definitiva del Cielo.

CANTO de ADVIENTO – La VIRGEN SUEÑA CAMINOS

1ª. LECTURA: (Jr 33, 14-16) (Ver texto)

En este breve fragmento, las promesas que el profeta Jeremías anuncia en nombre de Dios al pueblo judío, son promesas, también vigentes hoy, para cada uno de nosotros

SALMO RESP.:
(24, 4-5a. 8-10. 14) (Ver texto)

R. A tí, Señor, elevo mi alma.

2ª. LECTURA: (
1Ts 3, 12 — 4, 2) (Ver texto)

Las palabras de Pablo son un clara exhortación para nuestra manera de vivir cada día. Escuchémoslas con suma atención.

EVANGELIO: (Lc 21, 25-28. 34-36) (Ver texto)

Escuchemos ahora al mismo Jesús que nos habla; Él nos anuncia la liberación definitiva. Lo aclamamos con el gozoso canto del Aleluya.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos y hermanas, con la confianza de que nuestra salvación está más cerca, pidamos a nuestro Padre del Cielo, que siempre nos escucha, por nosotros y por todos los hombres, nuestros hermanos.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

«PADRE, AUMENTA NUESTRA ESPERANZA»

v Padre, al pedirte por la Santa Iglesia y por el Santo Padre, para que por su predicación, todos los hombres se conviertan y permanezcan en vigilante espera de tu Hijo que viene a salvarnos, te pedimos…

v Padre, porque queremos ser, junto a nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, aquellos que con humildad trabajen su corazón en este tiempo de adviento, capaces de intuir y vivir lo que el Señor nos trae: amor de Dios hacia el hombre, te pedimos…

v Padre, al pedirte por nuestra patria, para que todos, convirtiendo nuestro corazón, podamos construir una nación que viva verdaderamente de acuerdo a los valores del Evangelio, te pedimos…

v Padre, para que en cada necesitado, pobre, enfermo, abandonado, sin techo, sin trabajo, veamos al mismo Cristo que hoy también viene a nuestro encuentro, y lo recibamos, en ellos, como Él lo merece, te pedimos…

v Padre, para que todos, en nuestra comunidad, busquemos con ilusión al que nos busca y que las compras, las luces y los regalos no nos oculten la mano del hermano necesitado que se tiende a nosotros como una súplica callada que nos dice aquello de “estuve enfermo y solo y me visitaste”, te pedimos…

CELEBRANTE:

Padre, tú que no abandonas la obra de tus manos, mira a este pueblo que espera con fe la venida de tu Hijo, y por la intercesión de María, Virgen y Madre, escucha las súplicas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Presentamos sobre la mesa del altar, el pan y el vino; junto con ellos presentemos también una sincera disposición a vivir en la gozosa y atenta espera del Hijo de Dios, que viene a nuestro encuentro en cada momento de nuestra vida.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

Unamos nuestras voces y nuestros corazones en la acción de gracias a nuestro Padre del Cielo, que nos ha dado a su Hijo y nos ayuda, con su Espíritu, a una sincera conversión de nuestras vidas.

COMUNIÓN:

Jesús vino al mundo por María, vendrá glorioso al final de los tiempos, pero también viene diariamente a nosotros en la presencia de cada hermano necesitado y en este Pan con que ahora quiere alimentarnos.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

DESPEDIDA:

Ante tantos nubarrones y tantos malos augurios sobre el presente y el futuro, debemos ser personas que inunden muchas realidades con el sabor de la fe y de la esperanza. Necesitamos de Alguien, que viene a nuestro encuentro, y nos empuja a ser sembradores de paz y de esperanza.