Guión de la eucaristía del Domingo 12 del Tiempo ordinario
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Con inmensa alegría celebramos hoy la Eucaristía, en este domingo décimo segundo durante el año, como comunidad reunida alrededor de Jesucristo, con quien debemos estar íntimamente unidos y a quien debemos seguir en su camino de lucha , ya que en Cristo, sólo en Él, podemos encontrar la paz y la satisfacción auténtica de todas nuestras aspiraciones íntimas.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
Hoy, una vez más, Jesús se deja conocer como el Mesías, anunciando el plan de salvación de Dios en Él: en el servicio, en el dolor, en la muerte, en la cruz, en la que realiza el gesto de amor más grande. Y esta presencia de la cruz en la obra redentora de Jesús y en nuestra propia vida, sólo encuentra explicación desde la fe, esa fe que encontramos en la respuesta de Pedro, que hoy debe ser también la nuestra.
1ª. LECTURA: (Za 12, 10-11; 13, 1) (Ver texto)
Esta lectura es ya una profecía de la entrega del Mesías; nos invita a insistir en nuestra meditación sobre sus sufrimientos, su pasión y su muerte.
SALMO RESP.: (62, 2-6. 8-9) (Ver texto)
R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.
2ª. LECTURA: (Ga 3, 26-29) (Ver texto)
Pablo nos recuerda nuestro bautismo y nuestra inserción en la vida de Cristo, insistiendo en nuestra transformación en Él.
EVANGELIO: (Lc 9, 18-24) (Ver texto)
Jesús hoy nos hace a cada uno de nosotros la misma pregunta que a Pedro, haciéndonos fijar nuestra mirada en el término de su camino en este mundo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Y ahora, queridos hermanos, con toda confianza y en nombre de Jesucristo, elevemos al Padre nuestra súplica confiada, pidiendo por nuestras necesidades y por la de todos los hombres.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
«PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN»
v Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que en ella reconozcamos una iglesia con vida, con perdón, una iglesia orante y que está viva y luchando por hacer el bien a todos, oremos…
v Por nuestro Obispo, para que el Espíritu de tu Hijo lo ilumine y fortalezca en su misión de guiarnos en la construcción de una Iglesia diocesana verdaderamente solidaria y comprometida con las necesidades de los más carenciados, oremos…
v Por nuestra Patria, para que los que tienen la responsabilidad de legislar, tomen conciencia que el reconocimiento legal o la equiparación de la unión de personas del mismo sexo con el matrimonio, constituye una grave lesión de la justicia y la ley natural, oremos…
v Por todos los padres, para que siendo fieles a tu gracia, con ella los ilumines y sostengas en su difícil misión, y los que ya no están con nosotros, para que se encuentran ya gozando de la verdadera vida, en tu presencia, oremos…
v Por todos los que formamos esta comunidad, para que por nuestra forma de ser y de vivir, los demás puedan descubrir quién es verdaderamente Jesús, oremos…
CELEBRANTE:
Padre bueno, te pedimos que estas intenciones que te hemos manifestado, y todas aquellas que tú descubres en nosotros, alcancen la protección y el remedio que esperamos de tu infinito amor. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
En este pan y este vino que ahora presentamos al Padre y que se convertirán en nuestro alimento para la vida eterna, está significado nuestro compromiso de seguimiento de Jesús, cargando nuestra cruz de cada día.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)
Ahora dispongamos nuestro espíritu para unirnos a la acción de gracias al Padre; acción de gracias que es seguir el camino de Cristo, unirnos íntimamente con Él y compartir su vida.
COMUNIÓN:
El participar de esta comida eucarística: el Cuerpo y la Sangre de Jesús, es participar también de su vida y aceptar el compromiso de seguirlo, cada día más, en su camino.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
La profesión de fe en Cristo invita al seguimiento de Cristo. Ahora todo es igual que al inicio: Jesús no busca personas que lo aclamen; quiere personas que lo sigan, y es así que las palabras que hoy Él nos ha dicho: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga», no las hemos escuchado para olvidarlas o para recordarlas como una frase linda del Señor, son para ponerlas en práctica en nuestra vida diaria.