Han pasado unos días desde que el Papa Francisco vino a nuestra Patria como misionero de misericordia y paz para confesar con nosotros la fe en Dios y visitar a la Madre de Guadalupe. Agradeciendo al Señor las grandes bendiciones que nos concedió en esos inolvidables días, queremos decir:
Gracias Santo Padre por su oración, sus gestos, sus palabras y su testimonio, que nos han transmitido la ternura de Dios. Gracias por recordarnos que la Virgencita, que ha acompañado y acompaña la gestación de esta bendita tierra, nos invita a levantar la vida de todos los mexicanos.
Gracias por compartir nuestros sufrimientos y ayudarnos a valorar nuestro patrimonio, nuestras raíces y nuestra cultura e identidad, para proyectarnos hacia el futuro. Gracias por hacernos ver que México es un gran país, y que aunque la noche parezca enorme y oscura, existen muchas luces que anuncian esperanza.
Gracias por animarnos a forjar en el presente un futuro esperanzador, empeñándonos en el bien común, siendo justos, honestos y solidarios.
Por nuestra parte, los obispos nos comprometemos a reflexionar las palabras que nos dirigió y a esforzarnos para asumir los retos que tan sabiamente delineó, procurando reflejar a todos la ternura de Dios.
Junto con nuestra gratitud a Dios y al Papa, agradecemos también al Presidente de la México, al Estado Mayor Presidencial, a las autoridades federales, estatales y municipales, a los bienhechores, a los voluntarios y a todos los que colaboraron en este viaje apostólico.
Así mismo, agradecemos a los más de diez millones y medio de personas que participaron en las misas, encuentros y vallas, dando ejemplo de que los mexicanos podemos expresarnos, convivir, celebrar y actuar con orden y responsabilidad.
Nuestra gratitud también se dirige a los medios de comunicación, que hicieron posible que millones de personas siguieran la visita papal en nuestro país y en 140 naciones.
Conscientes de que la gratitud debe traducirse en compromiso, invitamos a todos a reflexionar en los mensajes que el Papa nos dirigió y a ponerlos en práctica, confiando en la ayuda de Dios y en la intercesión de la Virgencita de Guadalupe.
Y por favor, como el Santo Padre nos pidió, recemos por él.
+José Francisco, Cardenal Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara
Presidente de la CEM