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Festividad de San Juan Bautista – Evangelio del día 24 de junio

Festividad de San Juan Bautista – Evangelio del día 24 de junio

FESTIVIDAD DE LA NATIVIDAD DE S. JUAN BAUTISTA

NO DESPRECIAR AL PROFETA

Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo, entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Su presencia  entre los suyos sólo despierta en ellos asombro. No saben quién le ha podido enseñar un mensaje tan lleno de sabiduría.

Tampoco se explican de dónde proviene la fuerza curadora de sus manos. Jesús  se siente “despreciado”, los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios.

Jesús les recuerda un refrán que, probablemente, conocen todos: “No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y  en su casa”. Jesús experimenta un rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo.

Es posible que hoy en algunas comunidades cristianas Jesús pueda ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor, comunidades que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.

¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos de los suyos? En medio de un mundo que se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y superficial? ¿no vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje? ¿no es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora? ¿no tenemos el riesgo de apagar su Espíritu y despreciar su Profecía?

Pablo de Tarso decía a los tesalonicenses y nos dice a nosotros: “No apaguéis el Espíritu, no despreciéis el don de Profecía. Revisadlo todo y quedaos  sólo con lo bueno”

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA

Lectura del profeta Isaías. (Is 49,1-6)

Escuchadme, islas; prestad atención, pueblos lejanos: El Señor me ha llamado desde el vientre de mi madre, desde el seno ha pronunciado mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, con la sombra de su mano me guardó; hizo de mí una flecha aguzada, en su aljaba me escondió.

Y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien me glorificaré. Yo decía: En vano me he afanado, para nada he gastado mis fuerzas. Pero mi derecho está en las manos del Señor, mi recompensa en mi Dios.

Y ahora ha hablado el Señor, que desde el seno me formó para ser siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él y reunir con él a Israel -pues glorioso era yo a los ojos del Señor y mi Dios era mi fortaleza-; y dice: Poca cosa es que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de nuevo a los supervivientes de Israel.

Yo te he puesto como luz de las gentes, para que llegue mi salvación hasta los extremos de la tierra.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

La llamada del profeta está en la mente de Dios desde que está en el vientre materno. Su misión es hablar en nombre de Dios y hacer que el pueblo de Dios, Israel, confíe en Él. El profeta es un instrumento en manos de Dios.

SALMO

Salmo Responsorial (Sal 138)

R: Te doy gracias porque me has escogido portentosamente

Señor, tú me has examinado y me conoces;                                                                   sabes cuándo me acuesto y cuándo me levanto,                                                                               desde lejos te das cuenta de mis pensamientos;                                                                       tú ves mi caminar y mi descanso,                                                                                     te son familiares todos mis caminos. R:

Porque tú formaste mis entrañas,                                                                                     me has tejido en el seno materno                                                                                     porque son admirables tus obras. R:

Conocías hasta el fondo de mi alma,                                                                               No desconocías mis huesos.                                                                                       Cuando, en lo oculto, me iba formando                                                                     Y entretejiendo en lo profundo de la tierra

2ª LECTURA

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hech 13, 22-26)

En aquellos días, Pablo dijo: Dios suscitó a David, hijo de Jesé, de quien dio este testimonio: He encontrado a David, hombre de mi agrado, quien cumplirá todos mis deseos. Dios, según sus promesas, de la descendencia de éste ha suscitado para Israel un salvador, Jesús.

Antes de su venida, Juan había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión.

Cuando estaba para terminar su misión, Juan decía: Yo no soy lo que vosotros creéis que soy, sino que viene en pos de mí aquel de quien no soy digno de desatar la sandalia.

Hermanos, hijos de la estirpe de Abrahán, y los que sois fieles a Dios: a vosotros ha sido enviada esta palabra de salvación.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo nos presenta su primer discurso en Antioquía, recordando los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los ha bendecido. Les dice cómo el Bautista se dedicó a preparar la venida de Jesús predicando un bautismo de penitencia y conversión

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 57-66.80

A Isabel se le cumplió el tiempo de su parto y dio a luz un hijo. Los vecinos y parientes, al enterarse del gran favor que el Señor le había hecho, fueron a felicitarla. A los ocho días llevaron a circuncidar al niño.

Querían que se llamara Zacarías, como su padre. Pero su madre dijo: «No. Se llamará Juan». Le advirtieron: «No hay nadie en tu familia que se llame así». Preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamase.

Él pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan». Todos se quedaron admirados. Inmediatamente se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Todos los vecinos se llenaron de temor.

Estas cosas se comentaban en toda la montaña de Judea. Todos los que las oían decían pensativos: «¿Qué llegará a ser este niño?».

Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Palabra de Dios

COMENTARIO AL EVANGELIO

Los designios de Dios no siempre coinciden con los de los hombres. Según la costumbre al hijo primogénito tenían que ponerle el mismo nombre del padre, pero en este caso el Señor interviene para que le pongan de nombre «Juan» que significa en hebreo: «Dios es favorable».

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

El mensaje que nos transmitió Jesús es claro: debemos confiar siempre en el Señor, aunque nos parezca que está ausente y no se preocupa de nosotros. Jesús siempre habla de un Dios que se identifica con nosotros en todas las circunstancias.

El Dios en quien Jesús confió, no fue el que se manifiesta en acciones espectaculares a favor de los buenos, sino el Dios escondido, en quien hay que confiar, aunque no lo veamos. Dios está siempre dormido. Su silencio será siempre absoluto.

Ni tiene palabras ni tiene instrumentos para hacer ruido. Mientras no busquemos a Dios en el silencio, nos encontraremos con un ídolo fabricado por nosotros.

No son las acciones espectaculares de Dios las que nos tienen que llevar a confiar en Él. Cuando una persona dice: Yo amo mucho a Dios, porque me ha concedido todo lo que le he pedido, estamos ante un autoengaño nefasto para la vida espiritual.

La confianza en Dios se basa en tener la certeza que Él está más cerca de mí que yo mismo.

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