La ciudad de Garín, en la cual existen dos jurisdicciones parroquiales (Santa Teresa de Jesús y Jesús Misericordioso) forma parte del partido de Escobar. Presidió las celebraciones el Obispo diocesano, Mons. Oscar Sarlinga. De la ceremonia participaron 10 sacerdotes, 2 diáconos, numerosos hermanos y hermanas, autoridades municipales, encabezadas por la concejal Mónica Bono, y representantes de las instituciones de la ciudad.
Con oportunidad de las fiestas patronales de Santa Teresa de Jesús, este último 15 de octubre, la parroquia homónima vivió su “año jubilar” en el centenario de la dedicación del templo, por parte de Mons. Francisco Alberti (por entonces de La Plata) y en el cincuentenario de la creación como iglesia “parroquial” por parte de Mons. Aguirre, Obispo de San Isidro, circunscripción a la cual pertenecía Garín en esa época. Los preparativos de los festejos incluyeron el jubileo de las instituciones y grupos de la parroquia, la gran caravana evangelizadora, la apertura solemne del mes teresiano, y asimismo la novena estuvo centrada en las virtudes teologales y cardinales, habiendo participado en cada caso, las autoridades municipales y asociaciones y entidades de bien público, los clubes y deportistas de distintas disciplinas, los matrimonios, los grupos misioneros, evangelizadores, catequistas, niños y jóvenes, los trabajadores, establecimientos educativos, maestros y estudiantes, los profesionales de la salud, los enfermos y los ancianos. No faltó la misa en el cementerio local, por los fundadores del pueblo y por los seres queridos difuntos, y la jornada de oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
La parroquia de Santa Teresa de Jesús fue confiada en el año 2007 por Mons. Oscar Sarlinga al instituto religioso de los Discípulos de Jesús y de San Juan Bautista, de derecho diocesano de la arquidiócesis de Salta. Su actual párroco es el R.P. Juan de Dios, dj. El día de la festividad litúrgica en honor de Santa Teresa de Jesús se comenzó temprano con el canto comunitario de las “mañanitas” y el Rosario de la Aurora, y a las 18.30 se tuvo la solmene procesión con la imagen y reliquia insigne de Santa Teresa, culminando a las 19.30 con la misa presidida por Mons. Sarlinga y concelebrada por 10 sacerdotes, de la que participaron autoridades, instituciones, escuelas y colegios con sus estandartes y abanderados, y fieles de las distintas capillas de la jurisdicción parroquial y asimismo de las capillas pertenecientes a la parroquia de Jesús Misericordioso (la segunda de Garín, cuyo templo fue inaugurado en 2007).
El Obispo en su homilía hizo referencia a Santa Teresa de Jesús, religiosa, fundadora y Doctora de la Iglesia, al auxilio del Espíritu Santo en la misión que recibió, razón por la cual –dijo- se la representa con el símbolo del Espíritu, la “paloma” en gesto de inspiración sobre sus escritos, y de cómo los dones del mismo Espíritu, principalmente la inteligencia, ciencia, entendimiento y consejo, se hallan abocados a auxiliar a la virtud de la prudencia, la primera de las virtudes cardinales. “La crisis de nuestra civilización actual –mencionó Mons. Sarlinga- si bien se trasunta más en cuestiones de justicia e injusticia –y esto es cierto- se basa sobre todo en una crisis respecto de la prudencia, y ésta entendida bien, más que a su caricatural manera de comprenderla como “el reternerse, el ser cauto o astuto”, la prudencia consiste en la recta razón del buen obrar, en la sabiduría de lo concreto, en la sabiduría para vivir y obrar rectamente y como mejor conviene al bien personal y al bien común, y para dejar que nuestra vida sea transformada por la Gracia del Espíritu y así se encamine en el gran Proyecto de Dios”. Acto seguido hizo un historial de los antecedentes de la parroquia, cuyos orígenes se remontan al 15 de octubre de 1911, y mencionó la persona y obra del Pbro. Pedro Alberto Perna (quien fue el primero en establecerse de modo estable en Garín, como capellán, en mayo de 1959, y luego, en 1961, nombrado cura párroco) y al Pbro. Agustín Arévalo (presente en la celebración) quien fuera cura párroco por 17 años de dicha comunidad.
Al término de la celebración eucarística se descubrió una placa de bronce al ingreso del templo parroquial, con un recuerdo de todo lo mencionado, y siguieron festejos populares, con fuegos artificiales, danzas folklóricas y ágape comunitario, en la plaza principal de la ciudad, contigua al templo.