Faustino o ‘como se puede ser ‘venerable’ siendo normal y haciendo las cosas normales’
(Desde El Cañamelar, José Angel Crespo Flor).- Desde que se supo que en Roma se dio el visto bueno para considerar al joven valenciano Faustino ‘venerable’,
el Colegio El Pilar se ha visto salpicado de curiosos y personas que acuden a quien más sabe del nuevo venerable en busca de documentación, el padre José María Salaverri. El teléfono de su despacho en un ‘sin vivir’. Todos quieren hablar con él y todos buscan tener unos minutos para estar con quien fue director de este Colegio cuando el nuevo ‘venerable’ estudiaba en él. Eso nos sucedió a nosotros. Hasta tres llamadas interrumpieron una conversación de apenas diez minutos.
De cualquier forma y en esos escasos minutos pudimos darnos cuenta de dos cosas «de la alegría que tiene el colegio» y de la «satisfacción que embarga al propio Salaverri» que tiene que multiplicarse para atender a todos cuantos quieren saber cosas del nuevo ‘venerable’. De hecho el propio Salaverri -que insisto es su máximo conocedor- ha redactado dos folios para explicar en pocas palabras quien fue Faustino y porque la Iglesia, el pasado 14 de enero, festividad del patriarca y arzobispo de Valencia San Juan de Ribera, lo declaró ‘venerable’.
«Fue un chico muy normal. Hacía las cosas que tenía que hacer. El papa lo ha confirmado «Faustino supo vivir con sentido común y naturalidad». Y a esas dos cualidades añadió una más: el don de sabiduría del Espíritu Santo. Y todo eso sin dejar de hacer las cosas que se suponen a un chico de su edad, 10, 11 o 12 años pues era aficionado al fútbol, a la natación, al montañismo, a los deportes en general. No como competición como se puede entender hoy sino como práctica sana para todo ser humano». Quien así habla de Faustino es José María Salaverri, su biógrafo y quien más sabe del muchacho por haberlo tenido en sus aulas quien añade también que «era un forofo del Valencia y acudía todos los domingos que jugaba en casa con su padre, pues ambos tenían el pase de socio».
Lo bien cierto es que Faustino, el joven Faustino, está ahora mucho más cerca de los altares. Todavía falta mucho y pasarán años para que lo podamos ver pero este paso que se ha dado se puede decir que era fundamental para que pronto podamos hablar de Faustino como un nuevo beato de la Iglesia Católica Universal. (ver también este artículo u otros de José Ángel Crespo en: apuntescristianos-levantino.blogspot.com/)
EL ARTICULO DE JOSÉ MARÍA SALAVERRI
FAUSTINO “VENERABLE”
¿qué significa esto?
La palabra “venerable” nos da mucho respeto. La solemos aplicar a las personas con canas, mayores, ‘venerables’ por la sabiduría adquirida durante tantos años de una sana experiencia de la vida… Pero ¿un chaval de dieciséis años y medio se le puede llamar ‘venerable’?
Matrícula de honor en vida cristiana…
El Papa Benedicto XVI, aprobó el 14 de enero de 2011, las virtudes heroicas de Faustino Pérez-Manglano Magro (1946-1963). previamente un grupo de nueve teólogos había estudiado sus escritos y los muchos testimonios sobre él. Su conclusión unánime fue: “Faustino ha practicado las virtudes cristianas de modo heroico”. Traduciéndolo al leguaje corriente nos querían decir que Faustino se merecía una matrícula de honor en vida cristiana. Y eso sin dejar de ser un joven aficionado al fútbol, a la natación, al montañismo, a los deportes. Alegre, entusiasta, se le ocurrió a sus 14 años “Decir sí a todo lo bueno”, a lo humano y a lo divino. Amigo de sus amigos y amigo de Cristo y de María, que eran -como aquellos- una presencia habitual en su vida. Sus compañeros decían que era muy servicial. Tanto que él se sintió llamado por Cristo para ser marianista y misionero. No pudo, pues la enfermedad de Hodgkin acabó con su vida el 3 de marzo de 1963. Pero vivió su vida sonriendo siempre. “Era todo sonrisa”, dijo alguien de él. Ahora el Papa nos confirma que Faustino supo vivir con sentido común y naturalidad, y además con el don de sabiduría del Espíritu Santo. Y que por lo tanto lo podemos llamar “Venerable”.
¿Un nuevo Domingo Savio?
Todo empezó a raíz de su muerte. Mons. Marcelino Olaechea, arzobispo de Valencia, leyó un breve escrito con rasgos de la vida de Faustino, testimonios, extractos de su diario… Se entusiasmó y, como buen educador salesiano, dijo: “¡Aquí tenemos un nuevo santo Domingo Savio!” Domingo Savio, el joven discípulo de san Juan Bosco. Y aprobó una oración para pedir favores por intercesión de Faustino. Pero por una serie de circunstancias la Causa tardó en empezarse oficialmente. Uno de los motivos, la discusión entre teólogos sobre la posible santidad canonizable de niños y jóvenes. Pablo VI nombró una comisión de expertos para estudiar la cuestión. Terminaron su estudio ya bajo Juan Pablo II. La conclusión era clara: el Concilio Vaticano II había declarado que la santidad tenía que ser la meta de todo bautizado. También niños y adolescentes, fallecidos prematuramente, pueden acceder a la santidad oficial si han amado a Dios y al prójimo, de modo sobresaliente, según su edad, a su estilo y en sus circunstancias.
Un estudio minucioso
Mons. Miguel Roca Cabanellas, arzobispo de Valencia, se entusiasmó cuando se le propuso iniciar el proceso diocesano en vista a la beatificación. Confesó que la lectura de la vida de Faustino le había conmovido hasta las lágrimas al recordar algún episodio de su propia juventud. Pidió trasladar los restos de Faustino a la capilla del Colegio del Pilar de Valencia y quiso presidir personalmente la ceremonia el 11 de abril de 1986. El 17 de octubre del mismo año, él mismo presidió la apertura del proceso. Con esto ya se ganó Faustino su primer título oficial “siervo de Dios”.
Durante cuatro años fueron desfilando testigos para declarar ante el tribunal diocesano: familiares, profesores, compañeros, personas que le habían conocido. Se recogieron todos sus escritos Se hicieron dos estudios teológicos… Y el 14 de diciembre, de nuevo mons. Roca presidió la ceremonia de clausura. Se sellaron varios paquetes con toda la información recibida y se envió todo a la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano. El padre Enrique Torres, postulador de las causas marianistas, bajo la dirección de mons. Gutiérrez, estudió toda la documentación para comprobar si de verdad podía tratarse de una auténtica santidad canonizable. Con todos esos estudios y documentación se imprimió un volumen de más de 700 páginas, llamado ‘Positio’. En el año 2009 nueve teólogos dieron su parecer por escrito. Una comisión de cardenales y obispos, cuyo ponente ha sido mons Edmund Farah, arzobispo oriental maronita, volvió a estudiar todo el proceso y ha dado su aprobación que acaba de ratificar el Papa Benedicto XVI. Pronto saldrá el decreto correspondiente que confiera la venerabilidad que Faustino con toda sencillez se ganó con su vida. ¡Lo que se hubiera ‘pitorreado’ (con perdón) si le hubieran dicho en vida que un día sería nada menos que “Venerable”!
Y ahora ¿qué?
Durante todos estos años Faustino ha ido conquistando las personas que han conocido su vida. Existen biografías de él en once idiomas. Su biografía “Tal vez me hable Dios” (PPC) va por la décima edición. Más de 180.000 ejemplares de libros y folletos sobre Faustino se han derramado por los países más diversos. Últimamente el padre Enrique Torres ha publicado “Diario y otros escritos” de Faustino, con prólogo de mons. Carlos Osoro, arzobispo de Valencia. Una excelente edición crítica de unos escritos en que el entusiasmo por su Valencia CF alterna con unas muestras increíbles de amor a Cristo y a María.
Cientos de cartas atestiguan el bien que hace. Favores materiales de todo tipo. Hay vocaciones de consagrados a Dios ayudadas por él: prometió hacerlo desde el cielo ya que él no podía. Pero sobre todo, cuando a través de la lectura de su vida, se cuela en el alma de alguien, despierta el santo dormido que todos llevamos dentro, y dan ganas de ser mejor.
¿Recibirá pronto su tercer título, el de “Beato”, antesala del cuarto, “Santo”? Sería el santo más joven de la comunidad valenciana. Para cada uno de estos dos títulos hace falta un milagro demostrado. Estoy convencido que ya ha hecho varios, pero ha sido imposible demostrarlos. Ya llegará alguno… si seguimos pidiendo con fe. Pero lo que me parece más importante es que siga contagiando ganas de ser mejores cristianos. Y eso depende mucho de todos. Todos podemos ser “manos” de Faustino, dando a conocer su vida alrededor nuestro. Su ejemplo es semilla de vida cristiana auténtica.