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Evangelio del Dominngo XXVIII. Tiempo Ordinario Ciclo A [Vídeo]

XXVIII Domingo del Tiempo ordinario - Ciclo A

XXVIII Domingo del Tiempo ordinario - Ciclo A

Evangelio del Dominngo XXVIII. Tiempo Ordinario – Ciclo A [Vídeo]

DIOS NOS INVITA A UNA VIDA PLENA

      Por la parábola conocida como la “invitación al banquete”, Jesús nos presenta a Dios preparando una fiesta final para todos sus hijos e hijas, pues a todos quiere ver sentados junto a Él, en torno a una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plena.

      Frente a tantas imágenes mezquinas de un Dios controlador y justiciero que impide a no pocos saborear la fe y disfrutar de la vida, Jesús introduce en el mundo la experiencia de un Dios que nos está invitando a compartir con Él una fiesta fraterna en la que culminará lo mejor de nuestros esfuerzos, anhelos y aspiraciones.

      Jesús no predica doctrina, despierta el deseo de Dios. No impone ni presiona sino que invita y llama. Libera de miedos y enciende la confianza en Dios.

A todos acoge, a todos invita. Necesitamos descubrir el Misterio de Dios como Buena Noticia. Necesitamos aprender a hablar de Dios con un lenguaje más inspirado en Jesús, para deshacer malentendidos, aclarar prejuicios y eliminar miedos introducidos por un discurso religioso lamentable que ha alejado a muchos de ese Dios que nos está esperando con todo preparado para la fiesta final.                                                         

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA

Lectura del profeta Isaías 25,6-10a 

En aquel día, preparará el Señor de los Ejércitos, para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. 

Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará 
las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. 
– Lo ha dicho el Señor. 

Aquel día se dirá: aquí está nuestro Dios, de quién esperábamos que nos salvara; 
celebremos y gocemos con su salvación.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA          

El profeta Isaías levanta su voz para proclamar que el Señor convoca a su Pueblo a celebrar la gran fiesta de la salvación.

Dios reunirá a todos en una fiesta en donde reina la alegría y cesa el llanto. Así se celebra el definitivo triunfo de la vida, porque Dios ha intervenido trayendo la salvación y destruyendo todos los signos de llanto y duelo.      

Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 

R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término. 

2ª LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4,12-14. 19-20 

Hermanos: 
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación.

Todo lo puedo en Aquél que me conforta. En todo caso hicisteis bien en compartir mi tribulación. 

En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     El apóstol Pablo agradece a los cristianos de la iglesia de Filipo la ayuda que le han prestado mientras ha estado en prisión, con la seguridad de que Dios les recompensará ampliamente su buena voluntad y colaboración.

Al mismo tiempo les dice que a pesar de sus sufrimientos en la cárcel todo lo puede en Aquel que le conforta y que nada les debe intranquilizar ni hacerles perder la paz.                      

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,1-14 

En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo: 
– El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir.

Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda. 

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: 
– La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: 
– Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta? 

El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: 
– Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.

Palabra de Dios

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

      La aceptación de la llamada de Dios se ha de hacer con todas sus consecuencias. Dios nos invita a sentarnos a su mesa y a compartir su amistad, pero esto exige un compromiso y unas exigencias. Las puertas del banquete están abiertas para todos los pueblos, aunque entrar requiere una «actitud de aceptación y conversión».         

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

TAMBIÉN HOY ES POSIBLE ESCUCHAR A DIOS

     La religión está en crisis en las sociedades de Occidente. Son cada vez menos los que se interesan por las creencias religiosas.

La sociedad se desliza hacia una indiferencia creciente. Los jóvenes abandonan las prácticas religiosas. Hay, sin embargo, algo que nunca hemos de olvidar los creyentes.

Dios no está en crisis. Dios sigue estando hoy en contacto inmediato con cada ser humano. La crisis de lo religioso no puede impedir que Dios se siga ofreciendo a cada persona en el fondo misterioso de su conciencia.

     Es un error “demonizar” en exceso la actual crisis religiosa, como si fuera una situación imposible para la acción salvadora de Dios.

No es así. Cada contexto socio-cultural tiene sus condiciones más o menos favorables para el desarrollo de una determinada religión, pero el ser humano mantiene intacta sus posibilidades de abrirse al Misterio Último de la vida, que le interpela desde lo íntimo de su conciencia.

     El único anhelo de Dios es que la historia humana termine en una fiesta gozosa. Dios invita a todos a esta fiesta. Su invitación la pueden escuchar todos, “buenos y malos”, los que viven en “la ciudad” y los que andan perdidos “por los cruces de los caminos”. Toda persona que escucha la llamada del bien, del amor y de la justicia está acogiendo a Dios.


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