Evangelio del día: 29 de Mayo – Hoy
Esta mañana desperté emocionado
con todas las cosas que tengo que hacer
antes de que el reloj marque la medianoche.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy.
Soy importante. Mi trabajo es escoger
qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día
está lluvioso o puedo dar gracias a Dios
porque las plantas están siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo
más dinero o puedo estar contento de que
mis finanzas me empujan a planear
mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que
mis padres no me dieron mientras estaba
creciendo o puedo sentirme agradecido
de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener
muchos amigos o puedo emocionarme
y embarcarme en la aventura de descubrir
nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir
a trabajar o puedo gritar de alegría
porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir
a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo
que hacer las labores del hogar o puedo sentirme
honrado porque tengo un techo para mi mente,
cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo
le de forma y aquí estoy, soy el escultor.
Lo que suceda hoy depende de mi,
yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Ten un gran día, a menos que tengas otros planes.
Evangelio del día 29 de mayo con el Padre Guillermo Serra
Evangelio según San Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?
Jesús les respondió: «Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan, yo les diré con qué autoridad hago todo esto.
El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme». Ellos se pusieron a razonar entre sí: Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no le creyeron?, y si le decimos que de los hombres …»
Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: «No lo sabemos». Entonces Jesús les replicó: «Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto».