Evangelio del día 31 de julio, sábado de la décimo séptima semana del Tiempo ordinario. Jesús nos dice que nadie es profeta en su tierra.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 14, 1-12
En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.
Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.
Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.
Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.
Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.
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