Evangelio del día 11 de Julio – Dar y recibir
«Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo
una buena medida, apretada, sacudida y desbordante».
Estoy segura de que también tú has experimentado
esta verdad evangélica.
Cuando ayudaste a una persona
enferma, cuando consolaste a alguien que estaba triste,
cuando estuviste al lado de quien se sentía solo
¿no te ha sucedido a veces probar una alegría
y una paz que no sabías de dónde venían?
Es la lógica del amor. Cuanto más uno se dona,
tanto más se enriquece.
Sí, es el amor el que nos hace ser.
Nosotros existimos porque amamos.
No nos queda otra cosa que amar.
Sólo así Dios se dará a nosotros y con Él
llegará la plenitud de sus dones.
Demos concretamente a quien está a nuestro alrededor,
seguros de que dándole a él le damos a Dios;
demos siempre; demos una sonrisa, un acto de comprensión,
un perdón, una escucha; demos nuestra inteligencia,
nuestra disponibilidad, demos nuestro tiempo, nuestros talentos,
nuestras ideas, nuestra actividad, demos la experiencia,
las capacidades, los bienes para compartir con los demás,
de manera que nada se acumule y todo circule.
Nuestro dar abre las manos de Dios que, en su providencia,
nos llena con sobreabundancia para poder dar más todavía
y mucho, y volver a recibir y poder así ir al encuentro
de las inmensas necesidades de muchos.
El don más grande que Jesús quiere hacernos
es Él mismo, que quiere estar siempre presente
en medio de nosotros: esta es la plenitud de la vida,
la abundancia de la cual quiere colmarnos.
Jesús se da a sus discípulos cuando lo siguen unidos.
Por lo tanto, esta palabra de vida nos recuerda también
la dimensión comunitaria de nuestra espiritualidad.
A los que tienen el amor recíproco, a los que viven
la unidad, se le dará la Presencia misma de Jesús en medio de ellos.
Amemos entonces, amemos a todos
Chiara Lubich
Evangelio del día 11 de julio – Ciclo B con el Padre Guillermo Serra
Disfruta cada día de la Palabra de Dios y compártela para que llegue a los corazones de tantos cristianos que necesitan este alimento diario.
Evangelio según San Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos.
Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: «Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar.
Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos».
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.