Evangelio del día 10 de Julio – Da sin que te pidan

Evangelio del día 10 de Julio – Da sin que te pidan

Uno de los santos más entrañables en la historia
de la iglesia es San Francisco de Asís.
Todos sabemos de él algo importante: su humildad
y su alegría de vivir.

Cuentan de él y de la comunidad en la que vivía,
que en Cuaresma realizaban tremendos ayunos.

Una noche, cuando todos los frailes se encontraban
retirados en las celdas del convento, escuchó los gemidos
de un hermano; se levantó y fue donde estaba el hermano
que lloraba. Se acercó y le preguntó:
– Hermano, ¿qué te pasa?
El fraile respondió:
– Lloro porque me muero de hambre

Francisco ni corto ni perezoso, despertó a todos los hermanos
y les explicó que el ayuno está muy bien, pero que no pueden
dejar que un hermano se muera de hambre.

Pero como no está bien
que dejen al hermano comer solo, para que éste no pase vergüenza,
todos deben acompañarle. Así que los hizo levantarse a todos
y se dirigieron al comedor.

Y la comida se convirtió en una fiesta.
Es verdad que en la mesa no había más que un pan y unos
pocos rábanos, pero, eso sí, estaban bien regados por la alegría común.

Está bien dar de comer al hambriento; está mucho mejor compartir
todos juntos la humilde alegría que tenemos.

Es verdad que uno se pone a pensar que repartir un pan hoy,
me reporta un sano gozo cristiano, pero nos inunda
la desesperación de cómo vamos a realizarlo mañana.

Es evidente que nadie, nunca, será capaz de curar todo el mal
del mundo, pero yo me atrevo a decirte: si importante es compartir
el pan, más importante lo es si éste lo acompañamos con alegría.

«Quien tenga pan, que lo reparta; quien tenga pan y una sonrisa,
que distribuya los dos. Quien tenga sólo una sonrisa,
que no se sienta pobre e impotente: que reparta sonrisa y amor».
Esto lo dice José Luis Martín Descalzo.

No pierdas en tu vida la capacidad de amar, no pierdas
en tu vida la capacidad de apreciar el amor; porque el planeta
Tierra es redondo como el dinero, bueno, el de antes, y todo ello
te indica que el mundo da muchas vueltas y todo corre muy aprisa;
hoy eres tú el que da el pan, mañana puede ser que seas tú
quien lo está recibiendo.

Pero si hay algo que no cambia e irá donde vaya tu destino,
será la sonrisa y el amor con que tú das lo que recibes.
Porque el hambre volverá mañana, pero el recuerdo de haber
sido querido por alguien permanecerá floreciendo en el alma.

El hambre del buen fraile seguro que volvió, pero de lo que nunca
se olvidará será del gesto de amor que tuvieron sus hermanos
al compartir con él la mesa a esas horas de la noche.

Evangelio del día 10 de julio con el Padre Guillermo Serra

Disfruta cada día de la Palabra de Dios y compártela para que llegue a los corazones de tantos cristianos que necesitan este alimento diario.

Evangelio según San Mateo 10, 1-7


ORACIÓN A LA VIRGEN del CARMEN

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