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Evangelio del 28º Domingo del tiempo ordinario – Ciclo B

28° del Tiempo Ordinario

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Reflexión del 28 Domingo del Tiempo ordinario [Vídeo]

JESÚS NOS PIDE CREAR FRATERNIDAD

      Jesús nos llama a un cambio fundamental: dejar de ser unos egoístas para atrevernos a iniciar una vida más fraterna y solidaria. La vida, según Jesús, no se nos ha dado para hacer dinero, para tener éxito o para lograr un bienestar personal, sino para hacernos hermanos. Para Jesús lo único importante es crear una fraternidad que nos lleve a compartir lo nuestro con las personas que tengan más necesidades. La fraternidad es “la única fuerza de crecimiento”, es lo único que hace avanzar decisivamente a la humanidad hacia su salvación.

      La persona más lograda no es, como a veces se piensa, aquella que consigue acumular más cantidad de dinero, sino quien sabe convivir mejor y de manera más fraterna. Por eso, cuando alguien se va encerrando en sus propias riquezas e intereses, sin resolver el problema del amor, termina fracasando como persona. Aunque viva observando fielmente unas normas de conducta religiosa, al encontrarse con el Evangelio descubrirá que en su vida no hay verdadera alegría, y se alejará del mensaje de Jesús. 

    Con frecuencia los cristianos nos instalamos cómodamente en nuestra religión, sin reaccionar ante la llamada del Evangelio y sin buscar ningún cambio decisivo en nuestra vida. Hemos “rebajado” el Evangelio acomodándolo a nuestros intereses. Si no sabemos dar de lo nuestro al necesitado, algo esencial nos falta para vivir con alegría cristiana.          

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA 

1ª LECTURA 

Lectura del libro de la Sabiduría 7,7-11

Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.

No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es un poco de arena, y junto a ella la plata vale lo que el barro. La preferí a la salud y a la belleza, me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso. Todos los bienes juntos me vinieron con ella, había en sus manos riquezas incontables.

Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

            Según el libro de la Sabiduría la prudencia y la sabiduría son dones que vienen de Dios y que tienen más valor que las piedras preciosas, más que todo el oro y la plata que se pueda tener. La sabiduría es preferible a la salud y la belleza. Quien se deje guiar por la luz de esta sabiduría está en el camino de Dios.               

SALMO  

Sal 89, 12-13. 14-15. 16-17
R. Sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. 

2ª LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 4,12-13

La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de Aquél a quien hemos de rendir cuentas.

Palabra de Dios  

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     Según el autor de la carta a los Hebreos la Palabra de Dios es viva y eficaz y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. La Palabra de Dios nos interpela, nos juzga, nos guía, nos alienta y nos anima. 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,17-30

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
– Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Jesús le contestó:
– ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.

Él replicó:
– Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.

Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
– Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
– ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se extrañaron de estas palabras.

Jesús añadió:
– Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Ellos se espantaron y comentaban:
– Entonces, ¿quién puede salvarse?

Jesús se les quedó mirando y les dijo:
– Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.
[Pedro se puso a decirle:
– Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:
– Os aseguro, que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura vida eterna.]

Palabra de Dios 

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO      

Para Jesús la riqueza y la prosperidad material encierran un gran peligro, ya que llevan a olvidarse de Dios y confiar solamente en el esfuerzo personal. Jesús pide a los que quieran seguirle que tienen que desposeerse de todo lo que les ata en esta vida, pues solamente así estará en condiciones de aceptarle de modo pleno y total, tienen que dejar de acaparar y comenzar a compartir lo que tienen con los demás. 

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

         PARA SER BUEN CRISTIANO NO BASTA CON SER BUENA PERSONA

     Cualquiera puede responder que ser buen cristiano es cumplir los mandamientos. Así le ocurría al personaje del Evangelio y así nos puede ocurrir  a nosotros. Con frecuencia nos decimos y decimos a los demás que somos buenas personas, que no hacemos nada malo de lo que nos tengamos que arrepentir. Y nos quedamos con ello satisfechos, aunque sea una actitud conformista y mediocre. Pero, ¿es eso ser buen cristiano? ¿Acaso los mandamientos, –al menos la mayoría–, no son pautas de comportamiento comunes para todas las personas, incluso para los no creyentes?

     Lo que diferencia realmente a un cristiano de quien no lo es, es que tiene su corazón puesto en el Señor y sólo el Señor es el sumo bien, el mayor tesoro, la auténtica riqueza, lo único bueno, lo único que le hace feliz, su única fuerza.

     Para muchos cristianos Dios no es lo único bueno, ni es nuestra única riqueza, ni nuestra única seguridad. Hay muchas cosas que consideramos tan buenas como Dios y en las que buscamos nuestra seguridad y nuestra felicidad: el dinero, el poder, la fama, el tener y seguir acumulando para que nunca nos falte.

     No es malo tener dinero, ni bienes materiales, lo malo es aferrarse a ellos, tenerlos como un dios, guardarlos para uno solo y apoyarse en ellos como lo único que nos da seguridad y nos hace felices. 


Evangelio del 28º Domingo del tiempo ordinario – Ciclo C – Los 10 leprosos

Segundo Libro de los Reyes 5,14-17.

Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: «Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor».

Pero Eliseo replicó: «Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada». Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.

Naamán dijo entonces: «De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor.

Salmo 98(97),1.2-3.3-4.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Is rael.

Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Is rael.

Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.

Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.

Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.

Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él.

Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros.
Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.

Evangelio según San Lucas 17,11-19.

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!».

Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados.

Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?

¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?».
Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».

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