Sólo por hoy…
no te enojes, no te preocupes, sé agradecido,
sé amable con los demás, trabaja duro
El «sólo por hoy»
se refiere a estar en el tiempo presente,
es decir, vivir el momento.
El pasado nos tiene que servir como aprendizaje,
todo lo que pasó, pasó, nada podemos hacer para cambiarlo.
El futuro lo tenemos que imaginar y actuar en el presente
para poder hacer realidad ese futuro.
Tenemos que tomar conciencia
que todo lo que actuemos en el presente
será como construimos nuestro futuro.
Sembrar hoy para cosechar mañana.
Plantear en el presente estrategias
para hacer nuestro futuro realidad.
«Sólo por hoy no te enojes»,
más que a reprimir la ira se refiere a dejarla fluir
y observarnos en ese momento
qué es lo que nos está ocurriendo.
Las cosas que nos enojan, evitarlas,
ya que la ira nos hace daño físicamente,
mentalmente, emocionalmente y espiritualmente.
Todo lo que nos enoja lo evitamos,
y lo que no podemos, lo asumimos,
dejándolo en manos de Dios .
«Sólo por hoy no te preocupes»
se refiere a situarnos en el momento,
observarnos y ver qué es lo que nos tiene preocupados.
Las cosas que podemos resolver nosotros,
accionamos para resolverlas, planteando estrategias, etc.
Lo que no podemos resolver,
lo dejamos en manos de nuestro Señor,
para que Él se encargue de resolver
lo que nosotros no podemos.
Es un pedido que se hace
con toda la fuerza del corazón.
No preocuparnos más, olvidarnos del asunto,
y esperar que llegue la solución.
Suena raro, pero funciona realmente.
Él siempre escucha nuestros reclamos,
es más, los conoce desde antes que se los pidamos.
Si estamos atentos a la espera, nos estamos preocupando.
Confiemos plenamente en nuestro Padre.
Ser agradecido.
Mirar en el hoy todo lo que tenemos
y agradecer de corazón todas las bendiciones
que Dios nos va dando día a día.
Mirar el lado positivo de todas las cosas
hace que lo negativo sea infinitamente menor.
Agradecer todo lo que tenemos hasta hoy
y no estar pendientes de todo lo que nos falta.
La felicidad es hoy, no mañana.
Ser amable con los demás.
Es darle a los demás lo que queremos
que ellos nos den a nosotros.
No actuar por omisión, «no hacer a los demás
lo que no queremos que nos hagan a nosotros»,
sino dar en función de lo que queremos recibir.
Si queremos recibir amor, debemos dar amor.
Si queremos recibir buenos tratos,
debemos tratar bien a la gente.
Si queremos un mundo en paz, debemos comenzar
por la paz con nosotros mismos y en nuestro corazones.
Todo, absolutamente todo lo que demos,
vuelve, y vuelve multiplicado.
Estar atentos hoy a lo que demos, nos va a hacer ver
qué es lo que vamos a recibir mañana.
Y saber que lo que estamos recibiendo hoy,
es precisamente lo que dimos ayer.
Trabajar duro.
El trabajo duro es el trabajo con uno mismo.
Al trabajo espiritual, a la práctica espiritual.
Todo esto nos llevará a transitar un camino
que nos guiará a un estado de felicidad y plenitud
como nunca hubiéramos imaginado.
Es estar en armonía con la vida…
es ponerse en manos de Dios…
Evangelio del día 17 de octubre con el Padre Guillermo Serra
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