¿Estas dispuesto a cambiar? – Reflexiones cristianas
El creer, el aceptar la Buena Noticia, que es el Evangelio, exige conversión, es decir, un giro total en la vida de uno, un cambio en el modo de proceder, una vuelta hacia Dios.
La conversión supone reconocer nuestro error en la conducta y adoptar una nueva actitud en la vida, una nueva orientación de todo el ser hacia Dios.
La mayoría de nosotros hemos nacido siendo cristianos. Apenas nos hemos planteado la pregunta de por qué creemos y, por otra parte, acaso no hayamos experimentado nada especialmente gozoso por nuestra fe.
Nos hemos encontrado con la fe incrustada en nuestras vidas, pero: ¿la aceptamos y acogemos como Buena Noticia?, ¿nos empuja a realizar una verdadera conversión a Dios, que es como vaciarnos de nosotros para dar cabida al Señor?, ¿nos está urgiendo a ser testigos de Jesús?
Para seguir a Jesús tal vez tengamos que dejar nuestros miedos, nuestro apego al dinero, el miedo a perder prestigio, el miedo al fracaso y fiarnos en la promesa de Jesús que nos dijo: «yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos».
La aceptación del Evangelio nos tiene que llevar necesariamente a confiar humildemente en Dios siendo conscientes de nuestras limitaciones y nuestro pecado.
Si el Evangelio de Jesús no es para nosotros fuente de vida, de alegría, de conversión, es que todavía no nos hemos encontrado con Él y todavía no creemos en la Buena Noticia, a pesar de ser cristianos de toda la vida.