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En Guadix, en busca de un retiro saludable

DOMINGO, 21 DE JULIO DE 2013 18:34 J. J. PÉREZ
Hace cincuenta años que el padre Brian Stevenson se tomó a pecho el mandato de Jesús a sus apóstoles con el que les ordenaba: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio». Brian ha viajado constantemente desde su época de seminarista, Roma, España, México, Australia, Estados Unidos,… prácticamente no se ha dejado ni un continente en el que desarrollar su labor como sacerdote.

Brian está en Guadix por un problema de salud. Cuando trabajaba en Estados Unidos sufrió un ictus. Hace unos años se reencontró con el anterior obispo de Guadix, Juan García Santacruz, en Galicia. Fue el prelado accitano quien le ofreció un destino mucho más alejado del estrés y con el que poder hacer frente a sus problemas de salud. «Esto para mí es una prejubilación», comenta.

Brian conoció al obispo accitano cuando este aún era párroco en Toledo. En aquella etapa de su vida, Stevenson viajaba por universidades e institutos españoles, «cuando aún existía el famoso COU», captando vocaciones para el sacerdocio. La amistad entre los dos sacerdotes se mantuvo a lo largo de los años y concluyó con la llegada del irlandés a la diócesis de Guadix, donde ha trabajado en Huéscar, Baza y, actualmente, en la parroquia de Jesucristo Redentor de Guadix.

La oferta del obispo tenía además una ventaja, España estaba a solo dos horas de vuelo de su país natal. Pero además se confiesa un enamorado de España. Por lo usado de su pasaporte, a Brian hay que creerle cuando dice que España «es el país donde mejor se vive del mundo». De los españoles destaca su carácter y señala directamente a «la furia». Además, afirma que el español «siempre da muy buena impresión» y cree que forman parte de su carácter la firmeza y el compromiso.

Destaca como un buen reclamo de lo español las tapas y las terrazas, «España tiene unas cosas intocables, por ejemplo, las tapas. Si tú preguntas a un inglés por qué está aquí te dirá que por las tapas. Eso no lo hay en ningún lugar del mundo, a mi juicio es inmejorable y además crea un ambiente de sentirse acogido… Yo realmente siempre he estado muy, muy a gusto, mejor que en ningún otro país».

Acercarse a la gente

Aprecia que la gente se siente en la calle. «En Italia también lo hacen, pero –añade con énfasis– no es igual». Quizá es una ventaja para su labor pastoral, puesto que como sacerdote le gusta acercarse a la gente y cree que uno de los retos de la Iglesia es que los curas se hagan asequibles: «El problema de muchos curas es que quieren que se acerquen a su corral en lugar de ir en busca de ellos».

Además de Teología, también estudió Filosofía y su experiencia como sacerdote le llevó a estudiar Psicología, porque «quería saber si estaba ante un pecador o un enfermo», asegura. No obstante, también comenta que «se pueden perdonar los pecados, pero puede que no se cure su enfermedad».

Aunque procede de un país profundamente religioso, también destaca la fe de los españoles y así señala en varias ocasiones como a su parroquia acuden muchas parejas «que aunque no están casadas por la Iglesia, quieren bautizar a sus hijos», lo que interpreta como un síntoma de la religiosidad. También se esfuerza en ver lo positivo para la crisis y cree que con las dificultades del momento ha habido un repunte de la espiritualidad.

Añoranza familiar

Tras haber visitado medio mundo, de su tierra solo añora a su familia, aunque cuando los visita en Irlanda a los pocos días «ya pesa». No obstante mantiene un nexo con su tierra y hace poco sus hermanos le regalaron la vivienda natal de su madre, donde además conservan algunas pertenencias de la familia.

Tras la muerte de su madre, «eso pesa mucho en un cura», esta propiedad supuso un alivio. Explica que cuando su vivía su madre siempre tenía su casa, algo que desapareció cuando ella falleció, «y aunque visitaba a mis hermanos, no es lo mismo». Así que tras ese regalo ya siente que tiene su casa.

A pesar de esa propiedad familiar, Brian no tiene planeado volver a Irlanda tras su retiro. «Ya lo hemos hablado con mis hermanos y hemos concluido que cuando llegue el momento me incineren, metan mis cenizas en un sobre y las envíen a Irlanda», sentencia previsor.

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