El PERDÓN Cristiano
Es posible que haya quien se llame y considere cristiano compaginando el resentimiento y el rencor con su propia profesión de fe y con la práctica religiosa, incluida la Eucarística.
Que se considere hasta «buen cristiano», aunque sea incapaz de perdonar, que considere que realiza «buenas obras», pero no sea capaz de olvidar una mala pasada del prójimo.
Es posible que haya cristianos que participan de la Eucaristía dominical en la que celebramos que Jesús nos amó hasta el extremo, pero que hace tiempo que no se habla con su hermano, ni se saluda con los de su comunidad.
Tenemos que darnos cuenta que no podemos rezar: «Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden», sin advertir el peligro que encierra esa petición a través de la cual autorizamos a Dios a que nos trate como tratamos nosotros a los demás.
Deberíamos convencernos que el perdón no es una operación extraordinaria, que uno que perdona no es un héroe, es simplemente un cristiano, alguien que intenta seguir en su vida las enseñanzas de Jesús.