EL OBISPO DE GUADIX, MONS. GINÉS GARCÍA, PRESIDIÓ LA EUCARISTÍA DE APERTURA DE CURSO EN LA FACULTAD DE TEOLOGÍA DE GRANADA

D. Ginés García - Obispo de Guadix
D. Ginés García - Obispo de Guadix

El jueves pasado, el 7 de octubre, la Facultad de Teología de Granada inauguró el nuevo curso académico 2010-11. El acto inaugural estuvo presidido por el Rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, y el Rector de la Facultad de Teología granadina, Ildefonso Camacho. La lección inaugural fue impartida por el profesor Serafín Béjar, profesor de Cristología en la Facultad , que habló sobre “el oficio de la teología entre Jerusalén y Emaús”.

La Eucaristía del Espíritu Santo, con la que se inicia el nuevo curso, tuvo lugar en el marco incomparable de la iglesia de la Cartuja de Granada, y fue presidia por el obispo de Guadix, D. Ginés García Beltrán. En la homilía, D. Ginés recordó que él cursó sus estudios de Filosofía y Teología en esa Facultad granadina; estudios que comenzaron en 1979. Agradeció la formación recibida y la ayuda de sus profesores, algunos de los cuales estaban presentes.

Y aprovechó la apertura del curso para recordar que la Teología debe abrirse al misterio de Dios: “la reflexión teológica debería tener siempre presente que se ha de introducir en el ámbito del Misterio, que Dios es Misterio; por eso habrá que entrar, como Moisés ante la zarza, descalzándose, con humildad, porque Dios siempre es “Más”, y con confianza, porque la mayor prueba de su amor es la revelación que nos ha hecho de sí”. Esta apertura al misterio divino es el camino que nos debe abrir al misterio del hombre.

También recordó que “la Facultad de Teología debe aspirar a formar hombres y mujeres con una verdadera síntesis teológica que sea una auténtica síntesis de fe” y que el hábitat del teólogo debe ser la Iglesia: “el teólogo no sólo conoce y transmite la doctrina de la Iglesia , sino que siente con la Iglesia”.

Y, dado que el 7 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen del Rosario, acabó D. Ginés recordando que con el rosario “el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor”.

A. Gómez