EL NOTARIO JUAN FRANCISCO HERRERA GARCÍA – CANTURRI, SORPRENDIDO TRAS VER LA ‘I GRAN MUESTRA DE CRUCES Y CRUCIFIJOS’ ELABORADA POR LA HERMANDAD DEL CRISTO DE LOS AFLIGIDOS

El notario Juan Francisco Herrera
El notario Juan Francisco Herrera

(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor).- Si ayer hablábamos de la visita que realizó el sacerdote cubano -en la actualidad en Santa María del Mar- Olbier Antonio Hernández Carbonell a la ‘I Gran Muestra de Cruces y Crucifijos que ha organizado la Hermandad del Cristo de los Afligidos como tema central del 125 aniversario de la primera salida oficial y publica de su Titular, hoy tenemos que volver a hablar de esta ‘I Gran Muestra’ pero para decir que quien la ha visitado es un notario. Se trata de Juan Francisco Herrera García-Canturri, con notaria en la calle La Reina del Cañamelar.

De profundas convicciones religiosas Juan Francisco Herrera no quería dejar de ver y ‘degustar’ en espíritu esta ‘I Gran Muestra’ pues como dijo «se trata de una idea magnífica, de las que tienen que calar en el barrio y por la que os felicito con toda sinceridad. Hace falta ser valientes, tener las ideas claras y saber que es, que pretende y cual es o debe ser el cometido de una Hermandad, Cofradía o Corporación de Semana Santa.

En su escrito Juan Francisco García-Canturri valoró la ‘I Gran Muestra de Cruces y Crucifijos’ con estas palabras «Magnifica exposición que nos presenta la Hermandad del Santísimo Cristo de los Afligidos. Ojalá tenga continuidad y llegue a mucha gente en mensaje de la Cruz, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Enhorabuena!.»
Juan Francisco García – Canturri

Antes se le dieron todo tipo de explicaciones y fue el propio notario quien hizo unas cuantas preguntas porque como bien dijo «me gusta enterarme de lo que no sé o tengo dudas. Mejor preguntar que no hacerlo y salir de esta ‘I Gran Muestra’ como has entrado. Los cinco velones con otras tantas cruces representan magníficamente las 5 llagas de Cristo en la cruz; la cruz del altar, el crucifijo de Tierra Santa, el Calvario, la Luz de Belén como queriendo indicar donde empezó todo. Sé se trata de una iniciativa que merece todo tipo de parabienes y alabanzas hacia la Hermandad y en particular hacia los que han llevado el peso de una Exposición que tiene que tener su continuidad en años venideros, siempre en torno al 14 de septiembre porque esta Muestra es una verdadera y gran Exaltación de la Cruz, de la Santa Cruz»

Juan Francisco, como anteriormente realizó el sacerdote cubano Olbier Antonio Hernández Carbonell, no dudó en besar el ‘Cristo Roto’. El notario atendió la explicación y quiso saber quien se lo había encontrado a lo que se le contestó «Antonio Diaz Tortajada , el párroco de Santa María del Mar’. Tras dar el beso a modo de desagravio el notario aseguró «es lo menos que se puede hacer. Darle un beso de desagravio, tocarlo, acariciarlo, mostrar todo el cariño que la persona que lo tiró o lo dejó abandonado en ese contenedor de basura en el que se le encontró D. Antonio demostró no tener. Creedme habéis hecho una cosa muy buena. Y ahora me refiero a la importancia que estáis dando a este ‘Cristo Roto’. La cruz y el crucifijo vienen a recordarnos que Cristo murió por todos y cada uno de nosotros y no le importó sufrir en la Pasión o en el Calvario si con su muerte nos aliviaba a todos o lo que es lo mismo: nos enseñaba el camino de la Resurrección, de la Vida Eterna, de la Vida sin fin. Os animo pues a que sigáis por este camino que habéis emprendido. De vez en cuando es muy interesante encontrar Hermandades como Esta, como la del Cristo de los Afligidos, que tiene, entre otras inquietudes, recordarnos que la Cruz no es sólo signo de Muerte sino que también lo es de Resurrección.

CONTINUAMOS CON VILANOVA MARIS
Sí, continuamos porque parece que Antonio Díaz Tortajada, buen amigo del que suscribe y párroco de Santa María del Mar está empeñado, a través del boletín parroquial VILANOVA MARIS, en publicitar la ‘I Gran Muestra de Cruces y Crucifijos’. ¿Cómo lo hace?. Dándonos lecciones teológicas para meditar, para que honremos la Cruz y para estar siempre cerca de ella. Si en este mismo blog hablamos hace unos días de una reflexión suya acerca de LA CRUZ ahora volvemos a insistir en VILANOVA MARIS para hacernos eco de lo publicado en el último número. Un número que siempre es esperado con interés por aquellos feligreses que los fines de semana suelen ir a la Parroquia y un número donde vuelve a hablarse de LA CRUZ. Pero… dejemos que sea él quien, con esa pluma fácil que tiene y, sobre todo, con los dones que Dios le a dado, nos ayude a acercarnos a LA CRUZ y porque no a ver esa ‘I Gran Muestra de Cruces y Crucifijos’ que la Hermandad del Cristo de los Afligidos ha realizado en su Local Social para honrar y ensalzar, precisamente, la CRUZ de Cristo,el madero salvador donde Jesús quiso morir para enseñarnos el camino de la VIDA ETERNA.

EN UNA CRUZ (Por Antonio Díaz Tortajada, sacerdote, periodista y poeta)

En aquel tiempo cuando Roma saboreaba el triunfo
y los emperadores jugaban a la guerra,
no muy lejos de las raíces,
allí donde las ilusiones se convirtieron en profecías,
allí donde los sueños se hicieron palabras eternas,
vino un labriego a la plaza, a la aldea, a la pradera,
–¡qué más da eso!–,
y habló de esperanza a los desheredados del tiempo.

¡Sí, era plena tarde cuando lo crucificaron fuera,
fuera de la ciudad, fuera de los justos,
fuera de los buenos, fuera del templo!

En aquel tiempo cuando los hombres miraban al cielo
y buscaban en las estrellas sus propios pasos,
no muy lejos de las supersticiones,
allí donde la injusticia se vestía de justificaciones,
allí donde los golpes eran la moneda del más fuerte,
vino el Nazareno a la casa, a la orilla, a las tabernas,
-¡qué más da eso!-,
y habló de amor a los que acurrucaban odios en su pecho.

¡Sí, era plena tarde cuando lo crucificaron lejos,
lejos de los hombres, lejos de los corazones,
lejos de los amigos, lejos de lo eterno!

En aquel tiempo cuando los religiosos buscaban distancias
y querían cortinas entre Dios y los hombres,
no muy lejos de los pueblos,
allí donde Dios tenía un trono muy ajustado en el cielo,
allí donde Dios castigaba la ignorancia de los pequeños,
vino el profeta amigo de los campos, a la playa, al desierto,
-¡qué más da eso!-,
y dejó la ilusión del Padre eterno a los pueblos.