El lenguaje del amor
Los seres humanos nos hemos dividido
por muchas cosas: la edad, el sexo,
el deporte, la religión, las creencias,
hasta la forma de expresarnos
ha tomado diversas formas,
por las cuales también nos dividimos.
Pero hemos olvidado que hay un solo
lenguaje universal, el lenguaje del Amor.
Este lenguaje que no usa símbolos,
ni transmite sólo ideas,
que se usan para comunicarse.
¿Y qué es comunicarse?
Comunicarse es transmitir una idea.
Comunicación viene de comunión,
eso quiere decir que debe usarse para unirnos.
¿Estamos realmente uniéndonos
o desuniéndonos en nuestra comunicación?
Para establecer una buena comunicación
es necesario recordar la igualdad entre
quienes se comunican.
Sin embargo, esa igualdad la hemos perdido,
pasamos la vida clasificándonos,
dando prioridad a unos más que a otros,
y menospreciando a quienes percibimos inferiores.
Hemos seleccionado incluso a quienes
pueden o no escucharnos.
Si no seleccionáramos y aprendiéramos
a escuchar con el corazón,
seríamos cada vez más sensibles,
mas no es así siempre y pretendemos
esconder nuestra sensibilidad,
para no mostrarnos débiles ante los demás.
Solemos confundir conocimiento con sabiduría.
El conocimiento, al que más valor otorgamos,
es exclusivo de la mente; un computador
lo puede almacenar en grandes cantidades,
más que cualquier ser humano.
Y esa parte sabia, la que viene del corazón,
la que tiene que ver con la sensibilidad
y la intuición, la que nos hace únicos
y realmente importantes, es la que más
ha perdido valor, la que dejamos pasar inadvertida.
La Sensibilidad es un factor muy importante
en la comunicación, es la habilidad de sentir
conscientemente, no sólo nuestros sentimientos,
sino también los de nuestro interlocutor.
Se trata de ver más allá
de lo que se puede percibir con los sentidos.
Esta visión te permite descubrir en los «defectos»
de los demás una herida que aún no ha sanado,
y en sus agresiones hacia ti, una petición de Amor.