(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor)
Hoy, 7 de octubre, la Iglesia contempla la Fiesta de la Virgen del Rosario. Un día pues para pensar y recrearse en los 20 misterios que configuran lo que hoy conocemos como Santo Rosario. Y una fecha que marcará un antes y un después en la Hermandad del Cristo de los Afligidos pues hoy será cuando el colectivo del Cañamelar empiece a desmontar su I Gran Muestra de Cruces y Crucifijos. La elección del 7 de octubre no ha sido casual sino que los que han organizado esta I Gran Muestra han hecho coincidir el final de la Exposición con el día grande del Barrio en el que celebra la Fiesta Litúrgica de su Señora y Patrona. Hay pues bastantes motivos para que no olvidemos una jornada en la que la familia dominicana por una parte y el Cañamelar de Valencia por otra, celebra y lo hace a lo grande, la Fiesta de la Virgen María en su advocación de Reina del Santísimo Rosario.
Desde luego algo tendrá esta plegaria cuando todos, los Papas la han recomendado con insistencia. Así, León XIII. en 1883, estableció el mes de octubre como mes dedicado al Rosario y su antecesor, el beato Pío IX lo recomendó poco antes de morir con estas palabras «El Rosario es un evangelio compendiado y dará a quienes lo rezan los ríos de paz de que nos habla la Eucaristía; es la devoción más hermosa, más rica en Gracia y gratísima al corazón de María. Sea este, hijos míos mi testamento».
Y como hoy, 7 de octubre, la Iglesia celebra la Fiesta de la Virgen del Rosario aprovechamos la ocasión para insertar, una vez más, la plegaria que para esta advocación mariana realizó Antonio Díaz Tortajada, sacerdote, párroco de Santa María del Mar y periodista. Espero que la disfruten y que la hagan suya porque no es soplo para leerla sino para releerla, meditarla y hacerla de cada uno.
LA NOTICIA EN ZENIT
Antes de concluir sus saludos en los distintos idiomas, durante la Audiencia General celebrada hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI animó a los fieles a “redescubrir” el rezo del Rosario.
“Octubre es el mes del Santo Rosario, que nos invita a valorar esta oración tan querida a la tradición del pueblo cristiano”, afirmó el Pontífice, durante su tradicional saludo a los enfermos, los jóvenes y los recién casados.
Recordando que mañana la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen del Rosario, el Papa invitó a los jóvenes a “hacer del Rosario su oración de todos los días”.
“Os animo a vosotros, queridos enfermos, a crecer, gracias al rezo del Rosario, en el confiado abandono en las manos de Dios”, prosiguió.
A los recién casados, el Papa concluyó exhortándoles “a hacer del Rosario una contemplación constante de los misterios de Cristo”.
PLEGARIA A LA VIRGEN DEL ROSARIO
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA (Sacerdote-periodista)
Santísima Virgen del Rosario:
Contigo queremos peregrinar a la casa de Dios nuestro Padre
junto con tu Hijo, Jesucristo, animados por el Espíritu Santo.
Te felicitamos Virgen María, por tu cercanía
y por tu bondad de Madre.
Te felicitamos Virgen María
porque tu has contribuido a hacernos más concientes
de nuestra condición de hijos de Dios
y de nuestra común dignidad. a lo largo del camino.
María, madre nuestra, desde el “bendito el fruto de tu vientre”,
hasta el “ahí tienes a tu hijo”; María madre nuestra, desde el “haced lo que os diga”,
hasta el cenáculo, acompañando a la Iglesia orante
en la espera del Espíritu Santo prometido,
queremos expresarte nuestro amor,
nuestro agradecimiento y nuestra súplica,
porque te has manifestado como madre
para recordarnos el camino del encuentro con Jesús
y fortalecer el vínculo fraterno que nos distingue
como miembros de la gran familia cristiana.
Te felicitamos Virgen María
por tu respuesta fiel al proyecto de Dios,
asociada a su plan salvífico a favor de su gloria y de nuestro bien.
Te felicitamos Virgen María porque fuiste coronada
por encima de todo lo creado,
gozando del triunfo de la victoria de Jesús
sobre el dolor, el pecado y la muerte
Te felicitamos Virgen María
porque participas de esa plenitud alcanzada
porque fuiste la servidora del Señor,
misión que se prolonga para nosotros en este tiempo
en el que libramos la gran batalla,
iluminados y aleccionados por tu ejemplo.
Te felicitamos Virgen María
llenos de esperanza en tu mediación maternal,
para que podamos también nosotros alcanzar la victoria.
La humildad y pequeñez
de tu servicio incondicional al querer de Dios
ha significado tu mayor grandeza,
porque gracias a tu actitud de despojo Él creció
y te hizo partícipe, asociándote a su obra redentora.
Tu camino va de la mano con el de Jesús, nuestro camino,
y así, te has convertido en el fruto más espléndido de su obra
y, para nosotros en el modelo de santidad
y adhesión al plan de Dios.
Vemos en tu vida y persona una expresión dócil y sencilla,
y, a la vez, totalizante de cómo debe ser para nosotros
el modo de vivir esta relación con Dios,
sin dudas, ni temor de equivocarnos,
convirtiéndote en un signo de esperanza.
Te felicitamos Virgen Madre del Rosario
pues nos diste al Redentor
que alcanzó pan para nosotros, la gracia y la salvación.
Eres el gran prodigio que creó Dios por bondad.
Eres la promesa de victoria,
nuestro triunfo sobre el mal.
Madre del Rosario:
hoy queremos proclamar tu grandeza
en la magnitud de tu servicio de amor,
hoy queremos confesar
nuestra gratitud y cercanía desde siempre,
que reconocemos y valoramos y anunciamos
de generación en generación.
Esta peregrinación,
reflejada en los misterios del rosario la hacemos contigo;
tu nos ayudas a recorrer un camino de discípulos,
que transitamos en la fe, y nos hace amigos de Cristo.
Él es el maestro que nos forma como los discípulos,
El que nos educa interiormente
para escuchar y asimilar su Palabra, que es la del Padre.
Caminar por los misterios de gozo, luz, dolor y gloria
es una peregrinación espiritual,
a la que estamos invitados a recorrer contemplando
los misterios de la vida de Jesús.
La meditación de cada uno de ellos
es una profunda oración,
y nos mueve a contemplar con María el rostro de Cristo.
Ellos nos permiten ahondar en la profundidad
de todo el mensaje evangélico,
el cual es como un compendio.
Esta familiaridad con el misterio de Jesús
nos es facilitada por el rezo del rosario,
donde aprendemos de ti,
Madre nuestra, a contemplar la belleza del rostro de Cristo
y a experimentar la profundidad de su amor.
Al contemplar sus misterios de gozo, luz, dolor y gloria
creemos y anunciamos la buena noticia de Jesús,
Mesías, Hijo de Dios.
Como hijos obedientes a la voz del Padre,
queremos escuchar a Jesús
porque Él es el único Maestro.
Como discípulos suyos sabemos
que sus palabras son Espíritu y Vida.
Con la alegría de la fe,
enséñanos a ser misioneros
para proclamar el Evangelio de Jesucristo,
y, en Él, la buena noticia de la dignidad humana, y de la vida,
de la familia y del trabajo,
de la ciencia y de la solidaridad con la creación.
Enséñános a conocer y contemplar
los misterios de la vida de tu Hijo en forma amistosa
y haznos crecer como seguidores y discípulos de Cristo.
Conocer a a tu hijo Jesús
es el mejor regalo que podemos recibir cualquier persona;
haberlo encontrado nosotros
es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida,
y darlo a conocer con nuestras palabras y obras
es nuestro gozo y nuestra alegría.
María:
Al desgranar las cuentas de tu rosario,
nos dirigimos directamente a ti.
Que este acto de amor, contigo y por ti
se dirija a Jesús que nos atrae a sí,
y nos ofrece la paz que conquistó para nosotros.
Por eso, Madre del Rosario,
llénanos de alegría;
eres tu, quien orienta nuestra oración;
tu eres aquella que con ojos de misericordia
nos muestra el modo de abrir nuestro corazón
a la voz del Espíritu Santo,
y a su Hijo, para ser anunciado a todo el mundo.
Tu has vivido por entero toda la peregrinación de la fe
como la Madre de Cristo
y luego, también de sus discípulos.
Enséñanos a peregrinar contigo y hacia Cristo.
Así como desde la anunciación,
tu silencio te permitió recibir y responder con fidelidad
a la voz del Ángel,
así también
la fe te acompañó a lo largo de todo tu camino terreno,
peregrinando en los misterios de Cristo.
Ayúdanos a recorrer contemplando
los misterios de la vida de tu Hijo Jesús.
Como pueblo peregrino que se pone bajo tu amparo,
te pedimos que nos hagas semejantes a Jesús
y podamos mostrar su rostro
labrando la amistad entre nosotros
para adelantar aquí el gozo de la patria futura.
Tu eres la reina del corazón,
de la mano tendida,
del cobijo y el acompañamiento,
del estar y caminar juntos,
de tu mirada serena y de tu ofrenda divina
al entregarnos a tu Hijo.
Tu eres la inspiradora de nuestros grandes ideales
de comunión y fraternidad,
ayudándonos a vivir en la alegría y en el dolor,
en la siembra y en la poda y en la sazón del fruto
que madura al calor de tu mirada.
Tu has entrado en el quehacer cotidiano de nuestras vidas,
haciendo de nuestras casas tu Nazareth;
de nuestras vidas, tu misión;
de nuestras conductas, tu obrar;
de nuestra oración, tu disponibilidad,
a lo que Dios te pidió de nuestras comunidades,
la fraternidad que nos imprime tu presencia de Madre.
Esta presencia en nosotros nos convierte
en discípulos de Jesús,
de quien eres la maestra que eligió la mejor parte,
en Iglesia como lugar de encuentro y vivencia,
porque al darnos a Jesús te convertiste en nuestra madre.
Queremos ser un signo visible y fuerte y gozoso
de todo lo que haces y significas para cada uno de nosotros,
que con fe grande y amor de correspondencia,
queremos expresarte el lugar que ocupas en nuestras vidas.
Bajo tu amparo, madre del Rosario
confiamos las personas que viven en viviendas degradadas
que se les aseguren condiciones de vida dignas,
la satisfacción de las necesidades fundamentales
y la posibilidad de realizar sus propias aspiraciones,
en particular en el ámbito familiar
y en una convivencia social pacífica.
Te pedimos que la cultura
no se vacíe de los valores trascendentes;
y que la vida sea más fuerte que la muerte,
que la tercera edad sea querida y reconocida,
que la el niño por nacer sea aceptado
porque ya es un hijo de Dios y hermano nuestro.
Ponemos bajo tu amparo, Virgen del Rosario,
la esperanza de los rostros sufrientes
que nos duelen.
particularmente los de aquellas personas
que tienen mayores necesidades,
y que la sociedad las ha arrinconado en la cuneta,
que viven en la calle,
que requieren especial cuidado y atención.
Que tu amor sea una luz en el camino de nuestra vida
–en el fondo la única– que debe iluminar a un mundo oscuro
y nos de la fuerza para vivir y actuar.
Madre del Rosario:
Enséñanos a amar con tu corazón.
Sabemos que como Madre
curarás las heridas de nuestras caídas
y como maestra nos indicarás el camino para no volver a caer.
Somos tuyos:
Te ofrecemos hoy nuestra vida y nuestro corazón,
tu guárdanos y defiéndenos como una posesión tuya.
Madre del Rosario:
Te sentimos tan cercana,
tan Madre y tan nuestra
que nos fusionas en la intimidad de Dios,
¡haznos uno, para que el mundo crea!
Amén.
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