El vestuario del Papa tiene poco que ver con las tendencias de las pasarelas de Milán o de New York. Sus diseños se basan en la tradición y sirven para hacer del Pontífice una de las figuras más reconocibles del mundo
El vestuario del Papa tiene poco que ver con las tendencias de las pasarelas de Milán o de New York. Sus diseños se basan en la tradición y sirven para hacer del Pontífice una de las figuras más reconocibles del mundo