04 de noviembre de 2012 –
El Congreso Nacional de Pastoral Juvenil ha concluido hoy en Valencia con la «eucaristía final de envío», en la Catedral de Valencia, en la que han participado cerca de tres mil personas, de las que 2.300 eran congresistas y cuyos representantes han recibido, antes de partir, en vasijas de barro lo que el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha definido como «el tesoro de nuestra fe», en referencia al mandamiento evangélico de «amarás a Dios con todo tu corazón y con toda tu fuerza y al prójimo como a ti mismo».
Al término de la misa que ha presidido, el cardenal Stanislaw Rilko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, con el que han concelebrado un total de 22 obispos, se ha entregado a los representantes de cada delegación el mensaje en un pequeño recipiente de barro con el fin de que «en vuestra vuelta a casa, a vuestras diócesis y comunidades os recuerde que el tesoro de la fe lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros».
En la misa ha pronunciado la homilía el arzobispo de Valencia que ha afirmado que «no podemos amar al prójimo de verdad si antes no tenemos experiencia directa e interior de Dios». Según el prelado, «hoy las crisis tienen una raíz profunda: el ocultamiento de Dios, la crisis de fe» y ha añadido que «lo más urgente que necesitamos los cristianos de hoy, en medio de esta sociedad fragmentada y dispersa, es ir a lo esencial: recuperar la adhesión absoluta a Dios y amar al prójimo con el amor que Dios nos tiene a cada uno».
En la eucaristía han participado, entre otras autoridades, el presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, y el rector de la Universidad Católica de Valencia, José Alfredo Peris.
Por otra parte, esta mañana, antes de la ponencia que ha pronunciado el cardenal Rylko, los voluntarios y participantes del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil, con motivo de la celebración hoy de la festividad San Carlos Borromeo, han felicitado con un aplauso por su onomástica a monseñor Carlos Osoro y también a monseñor Carlos Escribano, obispo de la diócesis de Teruel y Albarracín
El presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el cardenal polaco Stanislaw Rylko, ha asegurado hoy durante la tercera y última ponencia del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil que ha pronunciado en la Catedral de Valencia, que las jóvenes generaciones «tienen derecho a recibir el anuncio de Dios de manera explícita y directa» y que, «aunque no siempre sean capaces de articularla, los jóvenes tienen sed de Dios».
Según el purpurado, en la educación de las nuevas generaciones «no puede evitarse la cuestión de la verdad; más aún, debe ocupar un lugar central» y ha destacado, recordando el magisterio de Benedicto XVI, que «en la juventud hay un deseo, una búsqueda también de Dios». Por tanto, los jóvenes «tienen cierta disponibilidad, a pesar de todas las dificultades de hoy y, por eso, debemos hacer todo lo posible por mantener viva la llama de esa búsqueda», ha indicado.
En su ponencia, titulada «La pastoral de los jóvenes ante la emergencia educativa de hoy: el magisterio de Benedicto XVI», el presidente del Pontificio Consejo para los Laicos ha señalado que el compromiso de la Iglesia de educar en la fe es una contribución a la sociedad para que salga de la crisis educativa que padece.
Así, recordando las enseñanzas de Benedicto XVI, el Cardenal ha asegurado que la «educación constituye uno de los puntos fundamentales de la cuestión antropológica actual». En ese sentido, el ponente ha analizado en qué consiste la crisis educativa de la postmodernidad, explicando la «creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento».
Las dificultades «son inevitables en una sociedad y en una cultura que con demasiada frecuencia tienen el relativismo como su propio credo», ha expresado. «Hablar de verdad se considera peligroso y autoritario en nuestra sociedad líquida, sin certezas, privada de la piedra angular, que rechaza la existencia de la verdad», según el purpurado que ha explicado que «aquí la educación no sólo es una tarea ardua, sino en ocasiones, incluso imposible». Por eso, en este contexto, «el compromiso de la Iglesia de educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio del Señor Jesús es hoy más que nunca una contribución para que la sociedad salga de la crisis educativa que la aflige», ha matizado.
Igualmente, el presidente del Pontificio Consejo para los Laicos ha insistido en que la educación de las nuevas generaciones requiere el compromiso de toda la comunidad cristiana.
El ponente ha afirmado que los jóvenes actuales viven en un «alarmante desarraigamiento cultural, religioso, moral y por un gran individualismo, reivindican para sí el derecho a construir la propia vida, prescindiendo de los valores y normas comúnmente aceptados». Además, para el Cardenal «este panorama se acentúa y adquiere visos preocupantes por el impacto que tiene en la vida de los jóvenes la grave crisis económica que azota al mundo, y especialmente a Europa».
Igualmente, en su intervención, el cardenal Rylko ha lamentado que «muy a menudo, hoy, el cristianismo es considerado un cúmulo de prohibiciones que mortifica la libertad y el deseo de felicidad, pero en realidad es todo lo contrario: el Evangelio -y el sucesor de Pedro nos lo recuerda continuamente- es un programa de vida de todo lo positivo; es más, es fascinante» y ha reconocido que «el cristianismo no puede reducirse al árido moralismo de los debes o no debes». Por eso, ha indicado que «el evangelio abre ante nuestros ojos un horizonte apasionado por el cual vale la pena jugarse la vida».
De igual modo, el purpurado polaco ha propuesto como «desafío decisivo» para todo proyecto pastoral y para todo pastor, «abrir ante nuestros jóvenes el rostro de Cristo y su Evangelio, persuadirlos de que vale la pena» y de que «ser cristiano no sólo es lo correcto sino que es hermoso también». Según ha afirmado, a continuación, «la tarea no es poca cosa porque vosotros experimentáis cotidianamente en vuestra propia piel los efectos de la crisis generalizada de la cultura postmoderna».
Además, «el pastor debe madurar una firme personalidad cristiana, debe ser capaz de confiarse totalmente al Señor y debe estar animado por una alegría arraigada que no desaparezca ante los inevitables fracasos». Por ello, «los operadores de pastoral juvenil han de ser sobre todo hombres de esperanza en la raíz de la crisis de confianza en la vida», ha explicado.
Tras el desarrollo esta mañana de las resonancias o reflexiones a la ponencia del cardenal Stanislaw Rylko, y previamente a la celebración de una eucaristía presidida por el propio purpurado, se han sucedido varios agradecimientos tras la celebración en Valencia del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil, durante los últimos cuatro días, organizado por la Conferencia Episcopal Española.
Así, el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, que pronunció ayer una de las ponencias, ha expresado su agradecimiento y ha anunciado la convocatoria, en los próximos meses, de una reunión con los delegados de juventud y responsables de pastoral juvenil de España para «evaluar y recoger el eco de este congreso y tratar también cuáles deben ser nuestros nuevos pasos en el futuro».
Por su parte, el presidente de la comisión diocesana de Infancia y Juventud del Arzobispado de Valencia, Óscar Benavent, también ha dado las gracias a la Conferencia Episcopal Española por la organización del congreso y ha expresado su deseo, en nombre de todos los agentes de pastoral juvenil, de que este encuentro «sea el inicio de un nuevo reto para toda la pastoral juvenil española». Igualmente, ha asegurado que «los que estamos hoy aquí esperamos con ansia y con mucha ilusión el segundo Congreso Nacional de Pastoral Juvenil».