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El cardenal de La Habana, que veneró al Cristo de los Afligidos con motivo de su estancia en Valencia para la Jornada Mundial de la Juventud, presenta su renuncia

(Desde El Cañamelar, Valencia, Jose Angel Crespo Flor).- Al dar publicidad a esta noticia que, a continuación, damos en su totalidad no podemos sino acordarnos de cuándo el cardenal de la Habana Jaime Ortega presidió una Misa en la parroquia Nuestra Señora del Rosario del Cañamelar. Fue todo un acontecimiento pues que uno recuerde nunca un Cardenal de la Iglesia católica ha pisado la parroquia Nuestra Señora del Rosario. Le cabe pues el honor al cardenal de la Habana, Jaime Ortega haber sido el primero y hasta la fecha el único cardenal que ha celebrado en esta parroquia del Cañamelar.
Su estancia en Valencia coincidió con el Encuentro Mundial de las Familias que presidió el Papa Benedicto XVI. Encuentro que, como todo el mundo recordará, fue convocado por su antecesor, el hoy beato Juan Pablo II.

Un sacerdote cubano, entonces seminarista, Pablo Emilio Presilla fue por momentos el secretario personal del cardenal cubano pues fue el encargado de traerlo hasta la parroquia y después devolverlo al hotel donde se hospedaba junto a otros cardenales y arzobispos.

Finalizada la Misa el cardenal Jaime Ortega quiso complacer al representante de la Hermandad del Cristo de los Afligidos que le invitó para que subiera hasta el Camarin y besara los pies del Patrono del Cañamelar, cosa que no dudó y que ahora, unos años después, queremos resaltar, justo cuando D. Jaime ha presentado su renuncia al Santo Padre Benedicto XVI al llegar a los 75 años reglamentarios. Y lo queremos hacer por lo que ello conlleva ya que el cardenal cubano ha sido el primer cardenal en subir al camarín donde se venera este Crucificado, rezar ante su augusta figura y besarlo.

Pero … recordemos aquel hecho, sin duda alguna histórico y que, desde luego, este colectivo no puede olvidar, a través de este escrito fechado el 7 de julio de 2006

«La presencia del cardenal Jaime Lucas Ortega i Alamino, arzobispo de S. Cristobal de La Habana y Mons. Arturo Marcelo González, obispo de Santa Clara en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario del Canyamelar no pasó desapercibida para la hermandad del Santísimo Cristo de los Afligidos quienes dispusieron de inmediato que el ilustre visitante subiera hasta el Camarín en el que se venera a este crucificado que tallara Carmelo Vicent y depositase un beso a sus pies, siguiendo una antigua tradición. Lo mismo hizo Mons. Arturo Marcelo Gonzalez.

El cardenal Jaime Lucas Ortega i Alamino presidió una solemne Eucaristía en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos y que se venera en esta iglesia particular de la diócesis de Valencia.

Estuvieron presentes los 13 matrimonios que han peregrinado para esta ocasión hasta Valencia y muchos familiares de estos que se encuentran en Valencia así como numerosos cubanos que tienen su residencia aquí y saben que su patrrona está en esta parroquia.

La Hermandad del Cristo de los Afligidos tras ese gesto que tuvo el cardenal y que se perpetuará en fotografía en el Camarín, le obsequió con una medalla conmmorativa del 75 aniversario de este colectivo semanasantero, una caña, que intenta simbolizar el Canyamelar; un rosario – estamos en la parroquia Nuestra Señora del Rosario del Canyamelar- y una estampa-foto del Santísimo Cristo de los Afligidos y de la Virgen de los Afligidos al tiempo que firmó en los libros oficiales del Cristo de los Afligidos y de la Virgen del Rosario, detalles que tuvo también mons. Arturo Marcelño Gonzalez.

Acompañados por el cura párroco del templo, José Polo y el seminarista cubano adscrito a la parroquia del Rosario Pablo Emilio Presillas pudieron contemplar de bien cerca la Imagen viva de Cristo Crucificado percatándose de inmediato de su alto valor artístico y teológico.

Fuentes del colectivo semanasantero estuvieron de acuerdo en que «este es un momento histórico para el barrio, para la parroquia y para esta hermandad pues nunca antes un cardenal había estado en el barrio, en la parroquia y en el Camarín del Cristo de ahí que no hayamos perdido tiempo para intentar inmortalizar a través de una fotografía lo que para nosostros supone todo un hito en la historia de la devoción que en El Canyamelar se le profesa a quien es considerado por el pueblo como su patrono».

Los sacerdotes valencianos Blas silvestre – este ahora en la isla- y Jesús Belda, quien rige la parroquia de la Santísima Trinidad de Burjassot tras pasar un largo tiempo en Cuba, fueron dos de los que concelebraron en una misa en la que de nuevo volvieron a unirse las devociones marianas a la Virgen del Rosario y a la Virgen de la Caridad del Cobre, imágenes estas que presidían el centenario templo del Canyamelar, convertido en esta ocasión especialísima en un pequeño Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre José Polo, cura párroco de Nuestra Señora del Rosario estaba muy satisfecho pero al mismo tiempo emocionado y es que su hermano, sacerdote como él, Miguel, pasó sus últimos seis años allí, en Cuba donde falleció en accidente de trafico. Por supuesto que Miguel estuvo en el recuerdo de todos y es que como señaló D. José «mi vinculación con Cuba al igual que la vinculación de mi familia con la Isla es muy estrecha. Tan estrecha que mi hermano pasó allí, como misionero, sus últimos seis años. Hoy, él estará muy contento de ver a tanta gente de Cuba en la parroquia de su hermano y seguro que reza para que esta fraternidad que ha nacido entre El Canyamelar y la Isla se acreciente y camine segura y firme»

LA NOTICIA DE SU RENUNCIA EN RELIGION DIGITAL

El cardenal Jaime Ortega, líder de la Iglesia Católica en Cuba, cumplió el martes 75 años en medio de una paciente labor de mediador ante el Gobierno, un aniversario que celebrará en el extranjero, tras presentar su renuncia como obispo al papa Benedicto XVI.

«Ya envió su carta de renuncia al Santo Padre antes de viajar al extranjero», dijo a la AFP una fuente del Arzobispado de La Habana, sin precisar el lugar donde se encuentra el prelado.

Hombre de sonrisa permanente y modales suaves, pero de mano firme y paciencia de Job, Ortega presentó a Benedicto XVI su renuncia como arzobispo de La Habana, según establece el Código Canónico, aunque muchos opinan que el Papa lo conservará en el cargo por algún tiempo más.

Sacerdote a los 28 años, obispo a los 34, investido con el capelo cardenalicio a los 58 por el papa Juan Pablo II, el segundo cardenal en la historia de Cuba instaló un inédito diálogo con el presidente Raúl Castro el 19 de mayo de 2010, cuyo resultado más sonado fue la excarcelación de unos 130 presos políticos.

El diálogo, «entre cubanos» según Ortega, llevó también a ampliar el espacio a la práctica religiosa, la labor social de la Iglesia y a subir la voz tanto para apoyar las reformas económicas como para criticar la gestión oficial, lo cual fue visto por el presidente como una contribución a «la unidad de la nación».

Su labor, reconocida en el informe 2010 del Departamento de Estado sobre libertad religiosa, suscitó ácidas críticas de opositores y el exilio anticastrista de línea dura, que lo acusan de una alianza con el Gobierno y de promover el «destierro» porque la mayoría de excarcelados salió a España.

Durante el periodo de fuerte liderazgo de Fidel Castro (1959-2006), la Iglesia, única institución legal distante ideológicamente del Gobierno comunista, tuvo relaciones tensas, en un inicio con expulsión de sacerdotes y expropiación de propiedades.

Pero tras la histórica visita de Juan Pablo II en enero de 1998 y bajo la tutela de Ortega, la Iglesia logró un acercamiento con el Gobierno, cambió la confrontación por el diálogo y salió de los templos, ganando pequeños espacios sociales, como las procesiones.

Al arzobispo de La Habana se le atribuye un gran sentido del equilibrio para unir a una Iglesia dividida entre religiosos resentidos y partidarios de la revolución. En julio pasado, asistió a los funerales del arzobispo Pedro Meurice, férreo crítico del Gobierno. Igual se reúne con la plana mayor del régimen.

Tiene como cicatriz el servicio militar, que en 1967 interrumpió su ministerio sacerdotal, en las llamadas UMAP, unidades de trabajo donde el Estado ateo destinaba a creyentes, homosexuales y desocupados.

Cuando salió ocho meses después, rechazó la oferta paterna de emigrar a España. «Nunca deseé vivir fuera de Cuba (…) un país que quiero con el alma», contó en febrero pasado.

Acostumbrado a caminar sobre las aguas turbulentas de la relación Iglesia y Gobierno, logró permiso para la peregrinación de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre durante año y medio, inédita en medio siglo de gobierno comunista.

De joven estudió en Canadá y se insertó en una Iglesia -con fuerte influencia de la española y ayuda financiera de la de Estados Unidos- a la que imprimió sabor nacional, con la aproximación a cultos de origen africano.

Su labor pastoral podría cerrar con broche de oro: una visita de Benedicto XVI en 2012, cuando se celebran los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.

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