El arzobispo de Toronto, Thomas Collins, tomó posesión de la iglesia que el Papa simbólicamente le encargó en Roma cuando le hizo cardenal. Se trata de la iglesia de San Patricio, que tiene 101 años. Esta parroquia está a cargo de la Orden de los Agustinos irlandeses. Los antepasados del arzobispo de Toronto eran de Drogheda, al norte de Dublín, pero emigraron a Canadá hace más de 180 años.