El acompañamiento hospitalario, gran ayuda a las familias
Un ingreso hospitalario es algo que nadie desea para sí. Además de lo traumático que resulta tener que ser ingresado por un accidente o una enfermedad, el enfermo, pese a que puede estar acompañado de otros enfermos en su misma habitación, siente un gran desamparo. Las horas son largas y, si no tiene visitas, pueden hacerse mucho más.
A esta soledad se une una gran desorientación sobre su estado, su mejoría, los días que restan hasta su alta y una profunda necesidad de volver a casa que genera una gran angustia para la persona ingresada, independientemente de su edad.
También las familias sufren
A esta compleja y dolorosa situación del enfermo, se une la angustia que por él siente también su familia. Todos sus miembros intentan organizarse para que esa persona amada esté siempre acompañada, pero ello no siempre es posible, puesto que todos tenemos obligaciones que cumplir, desde la propia familia a las obligaciones laborales.
Además, las noches en vela se suceden durmiendo o tratando de dormir en incómodas sillas en el hospital. El cansancio se acumula y, si los ingresos son largos, la situación puede llegar a ser desesperante y agotadora.
Decimos que cualquier persona puede ser susceptible de tener que estar ingresada en un hospital, pero la actual situación de envejecimiento de la población agrava si acaso la situación, pues las personas mayores tienen la salud más delicada y son más susceptibles de sufrir un ingreso hospitalario que las más jóvenes.
Cada vez son más las familias que acogen a sus familiares más mayores en sus casas, para darles una vida mejor que en una residencia, acompañados por los suyos en el ocaso de sus días. Así, estas personas de salud delicada ya requieren cuidados en el hogar, pero es bastante normal que sufran uno de sus achaques y que éste acabe en la cama de un hospital para recuperarse.
Existe una solución
Como ayuda y apoyo a las familias, en los últimos tiempos ha surgido un servicio, cada vez más extendido, que puede solucionar todos estos problemas, el acompañamiento hospitalario. Se trata de un servicio de asistencia que prestan muchas empresas especializadas que ponen a disposición de las familias a verdaderos profesionales de la salud que, además de hacer compañía al enfermo, pueden aportar otros servicios de valor añadido.
Se trata de profesionales especializados en enfermería, geriatría, auxiliar de clínica y fisioterapia, con titulación y experiencia que, además de acompañar al enfermo, pueden actuar como coordinadores del equipo médico del hospital con la familia, ayudar en la higiene y la alimentación del enfermo, supervisar que sueros y vías estén en perfecto estado, movilizar al paciente en el caso de que sea necesario o acompañarlo en pequeños paseos para mantener una cierta actividad.
Estos servicios pueden contratarse de manera puntual o incorporarlos permanentemente, por ejemplo, por las noches, para facilitar el descanso de los familiares o permitir que éstos puedan desarrollar con algo más de normalidad su vida laboral y atender las necesidades del resto de miembros de la familia. En el caso de las noches, se trata de personal acostumbrado a los turnos de noche que garantizan una total atención en vela durante todas las horas, algo que los familiares, que han tenido todo el día por delante, no pueden cumplir por su agotamiento.
Muchas ventajas
Como puede verse, estas personas pueden ayudar tanto a que el enfermo se sienta mejor, como a que la familia pueda enfrentar un momento tan complicado con algo más de calma, ayuda y descanso, especialmente en las ya mencionadas noches, largas y complicadas para los que no estamos acostumbrados a tener que mantenernos despiertos para atender a nuestro familiar.
Además, solucionan los problemas de nuestro día a día de poder acompañar a ese ser querido y mantener al día las obligaciones que todos tenemos. Y es que, en el caso de un largo ingreso en un hospital, cada vez se hace más complicado conciliar todas esas obligaciones, por no hablar de la mella que el cansancio va causando en todos los miembros de la familia.
El enfermo está acompañado por un profesional sanitario que sabe de la necesidad de empatía y también de cuidados o, incluso de conversación. Tiene a una persona a su lado que le informa puntualmente de su situación, con la psicología suficiente como para insuflarle ánimos, cariño, atenciones y cuidados.
Una solución perfecta para cuando resulta complicado permanecer día y noche al lado de un enfermo, para ayudarle y atenderle, valorando, además, que tal vez nosotros no tengamos la correcta formación como para movilizarlo o darse cuenta que una vía no va bien o que hay que reponer alguna medicación; ni la fuerza para levantarlo y acompañarlo al baño.
Por todos estos motivos, el acompañamiento hospitalario es cada vez más utilizado por muchísimas familias como solución.