Cuando uno llega del cine a las dos de la mañana y se encuentra que recién sus hijos se disponen a salir a disfrutar la noche………eso preocupa.
Cuando a uno lo despiden con un simple grito desde la puerta: ¡Chau, viejo! después de haber intentado que nos digan a dónde van y con quien van a volver…….eso también preocupa.
Pero cuando uno mira el reloj a las 7 de la mañana y los chicos todavía no llegaron y por más que uno ya sabe que normalmente no aparecen antes de las 8 de la mañana……..eso asusta.
El problema está en que la lógica y el sentido común nos dicen que hay que hacer algo y………no sabemos qué.
El ambiente de la diversión, los manipuladores de los adolescentes que lo que buscan es ganar dinero se nos han metido en casa. Los juntan de a miles en locales, estadios, conciertos, etc., cuando más amontonados mejor, es una manera de despersonalizarlos, que piensen poco y consuman mucho.
En estos tiempos tan lleno de soledades, el alma de muchas personas están atiborradas de “contactos”, “relaciones” y “conocidos”…….pero son un alma solitaria.
……………….y llegó el día que ya nos anunció Albert Einstein:
«Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad»
El mundo solo tendrá una generación de distraídos.
¿Ustedes no han notado lo que está pasando con los nuevos celulares que no sé para cuantas cosas sirven?
En una reunión de amigos, en una comida en familia, tomando el té unas amigas, en el campo de futbol, en el auto, cada uno está atento de su maquinita en vez de conversar, mirar el partido o el paisaje, cada uno está en su mundo encerrado en esa pequeña cajita.
En las Iglesias, cines y teatros tienen que rogar que los apaguen.
Menos mal que al menos cuando duermen, hacen lo que siempre hemos hecho: dormir.
Si bien podemos decir que la sociedad actual conduce a las personas a ser materialistas debido al alto nivel de consumismo y de tecnicismo reinante, notamos también que este ambiente influye decisivamente en la configuración de personalidades cada vez más débiles.
De ahí que debemos hacer de nuestros hijos, hijos fuertes, formados, sino queremos que predomine en ellos la formación de un ambiente que está ahí y que no podemos evitar que influya en alguna medida en su persona.
Por eso, además de hacer todo lo posible por mejorar las costumbres, es importante equipar a cada hijo para enfrentar situaciones que nosotros como adultos nunca vivimos.
Si queremos hacerlos libres para que puedan enfrentar su realidad, los debemos hacer fuertes, firmes en sus actitudes, seguros de lo que son.
Educar en valores significa conseguir que una persona actúe de manera habitual de tal modo, que su comportamiento sea digno de imitarse.
Últimamente se habla mucho de la autoestima. Es lógico, porque nos vamos dando cuenta de que el valor de una persona es tan grande que merece que alguien la ame incondicionalmente; es decir que esa persona exista y sea plenamente él.
¿Y dónde se aprende esto, dónde se enseña, dónde se mama sin que uno se dé cuenta? En la familia, en el hogar. No hay otro lugar.
La familia es como el bosque. Si estás fuera de él, sólo ves su densidad. Si estás dentro, puedes ver que cada árbol tiene su propio lugar. (“Palmeras en la nieve”- Luz Gabás)
¡Qué importante que haya ido mamando la esencia de cada uno!, para que sin darse cuenta, haya crecido, como crece cada uno de los árboles que forman un bosque.
La soledad es cuando uno está rodeado de personas pero el corazón no ve nadie cerca (Luis Gonzaga Pinheiro)
El hijo necesita para su formación sentir que nunca está sólo.
El amor sin condiciones sólo lo puede dar la familia, es allí donde se nos quiere por lo que somos y no por lo que valemos.
Mientras uno no se sienta querido así, no sabrá cuánto vale ni tendrá noción de su propia dignidad: su valoración va depender del espejo de los otros.
Que importante es, que este espejo de los otros sean sus padres, sea lo que ha visto vivir. Si eso no es así, lo que será, será una persona que va a la deriva por la vida.
En el mundo moderno de hoy es esencial y necesario que su hogar sea un espejo dónde un día se pueda mirar.
Se dice que no importa la cantidad de tiempo que se pasa con los hijos, sino la calidad. De acuerdo. Pero convengamos que el afecto necesita un tiempo para ser expresado y para ser recibido.
Tiene que haber un tiempo para escuchar, un tiempo para clarificar lo que intuyo, un tiempo para conocer los motivos de múltiples actitudes.
Cuanto más tiempo dedique a mis hijos más profunda será la semilla que vamos sembrando cuya cosecha un día vendrá.
Algunos padres la ven otros no. Pero si no hay tiempo de siembra nunca puede venir la cosecha.
Un padre que se tiene confianza en si mismo, es un padre que transmite sus convicciones con seguridad, con claridad y no se dobla o cambia de parecer por presión alguna. Podrá si ser abierto a las nuevas situaciones, se esforzará en ser comprensivo y en aceptar reflexionar sobre lo que se debe hacer en cada caso.
La diferencia entre debilidad y capacidad de adaptación es que el débil no piensa, sino que cede, se entrega, baja los brazos. No tenía motivos propios para sostener una posición frente a sus hijos. Sin darse cuenta le está diciendo que no sabe qué hacer con él.
El padre que está seguro de su responsabilidad se esfuerza y asume la perspectiva de las cosas y reflexiona. Y hace lo que mejor pueda hacer.
La actitud de los padres tiene que ser la de quien tira para adelante y sostiene su manera de ver las cosas, haciendo de espejo donde el hijo pueda reflejarse.
Un punto importante es el optimismo.
Educar personalidades fuertes es enseñar a ver las cosas desde muchos puntos de vista, saber enfrentar las preocupaciones no como problema imposible de resolver, sino como una circunstancia de la vida que debo buscar el cómo arreglarla, aprender a disfrutar de lo que hago porque todo esfuerzo vale la pena.
En la vida no todo puede ser oscuridad, siempre acaba saliendo el sol. (Charlotte Valandrey)
A las preocupaciones que todos han de vivir, hay que sembrar que siempre se debe vivir en la esperanza, esforzándose, sabiendo que siempre sale el sol.
Dice Stephen Covey en uno de sus libros: A veces lo más proactivo a nuestro alcance es el ser feliz. La felicidad como la desdicha, es una elección.
Hay que enseñarles a saber elegir.
Para poder elegir el ser o no ser feliz, es necesario ser fuerte en lo que cada uno es. En lo que cada uno aprendió en su casa por contagio o lo aprenderá en la vida a base de golpes.
Elijamos………
Salvador Casadevall
salvadorcasadevall@yahoo.com.ar