Se valiente la misión te espera – Carta pastoral de D. Ginés García Beltrán con motivo del DOMUND
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Hay llamadas que son una verdadera provocación, llamadas que no nos pueden dejar sentados en la comodidad del sofá, ni nos permiten sin más mirar para otro lado.
Es la llamada que cada año nos hace el DOMUND, el día de las misiones. Un momento oportuno para pararnos a pensar, y para mirar más allá de nosotros mismos, para descubrir que el mundo es más grande que nuestro mundo.
ORACIÓN DEL DOMUND
La Jornada misionera de este año es otra invitación que provoca: SÉ VALIENTE. Pero, ¿acaso no somos valientes?; no es una acusación de falta de valentía; es, sencillamente, una invitación a ser valiente.
Ser valiente es dejar los miedos a perder lo que tenemos, aquello sobre lo que creemos segura nuestra vida para lanzarnos a lo desconocido, a la novedad, a la grandeza de un mundo que es obra admirable del Creador, a acercarnos a los demás y poder mirarlos a la cara sin prejuicios, aceptando su historia y acogiendo sus dificultades.
¿Cómo se puede hacer esto? Sólo cuando se confía, cuando se sabe que no estamos solos, cuando te sientes enviado porque antes has escuchado una llamada.
Los misioneros son enviados. No salen de sí mismos y de aquello que es suyo por un simple impulso del corazón, ni buscando experiencias fuertes, mucho menos huyendo de un mundo que no les gusta; los misioneros antes han escuchado una llamada a la misión, se han encontrado con el rostro misericordioso de un Dios que un día salió de sí y se hizo uno de nosotros compartiendo nuestra vida y nuestro destino.
Un misionero es un hombre o una mujer fascinados por Dios que lo buscan y lo encuentran en el rostro de tantos que no lo conocen, y de otros que son su mismo rostro sufriente.
La misión, los misioneros, no son algo del pasado, ni una figura romántica de lo que a todos nos gustaría hacer aunque pensamos que nunca lo haremos.
Hay muchos que dicen que quieren ser misioneros, pues ¿quién te lo impide?
Empieza ya; haz de tu vida una verdadera misión aquí, y si Dios te lo pide, en cualquier lugar de la tierra. Ser misionero es un estilo de vida que responde a una identidad: ser de Cristo.
Los misioneros son como cualquiera de nosotros, también ellos han vencido sus miedos y han puesto mucha fe y coraje para dar el paso y para mantenerse en la palabra dada.
Además, todos somos misioneros por el bautismo. No hay cristiano que no sea misionero.
La valentía que nos pide el lema del DOMUND de este año no es sólo personal, creo que debe ser también comunitaria, eclesial. Valientes los cristianos, cada uno de nosotros, pero valiente también la comunidad eclesial.
Me gustaría que nuestra diócesis fuera valiente en la misión, que se revistiera de audacia evangélica para salir del siempre se ha hecho así y explorar nuevos caminos de evangelización.
Estoy convencido que cuando seamos capaces de hacer esto, volverá a haber entre nosotros vocaciones para la misión en otras iglesias, en otros países, como ha ocurrido a lo largo de nuestra historia.
Permitidme que os cuente una historia, es sencilla y hermosa.
Este verano, a iniciativa del Secretariado diocesano de pastoral de la juventud, un grupo de tres jóvenes junto al Vicario general, ha realizado una experiencia misionera en Honduras.
Han sido testigos durante un mes del trabajo de nuestros misioneros y han colaborado con ellos en su misión.
Estos jóvenes han querido emprender un camino, que espero que con la gracia de Dios, continuará en los próximos años. La experiencia de este tiempo entre los pobres de la tierra les ha hecho experimentar que los pobres nos evangelizan; nosotros creemos que vamos a darles, y, al final, son ellos los que nos dan a nosotros.
Cuánto bien puede hacer a un joven descubrir otros mundos, otras personas, otra iglesia para salir de la modorra en la que nos instala esta sociedad en la que vivimos.
Invito desde aquí a los jóvenes a ponerse en estado de misión; a preguntarse, ¿Cómo puedo yo ser misionero?; a plantearse dedicar algún tiempo de su vida a compartirla con los demás en un experiencia en otro país.
No puedo dejar, también en esta ocasión, de agradecer a nuestros misioneros presentes en todo el mundo su entrega generosa, su trabajo desinteresado por Cristo y favor de los demás. Que Dios os lo pague. Siempre estáis presentes en nuestra oración y en nuestro afecto.
Termino invocando la protección de la Virgen María con las palabras del Papa Francisco en su mensaje para el DOMUND de este año:
“Queridos hermanos y hermanas hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde.
Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación”.
A todos, os bendigo de corazón.
+ Ginés, Obispo de Guadix