Dibujos de Fano y Miguel Redondo para el V Domingo del tiempo ordinario

Dibujos de Fano y Miguel Redondo para el V Domingo del tiempo ordinario

V Domingo del tiempo ordinario - Miguel Redondo
V Domingo del tiempo ordinario – Miguel Redondo

Dibujos para compartir y colorear de este quinto domingo del Tiempo ordinario de los dibujantes cristianos Miguel Redondo y Fano.

V Domingo tiempo ordinario - Fano
V Domingo tiempo ordinario – Fano
V Domingo tiempo ordinario - Fano colorear
V Domingo tiempo ordinario – Fano colorear

Reflexión del evangelio para el quinto Domingo del Tiempo ordinario – Ciclo A

JESÚS NOS PIDE QUE SEAMOS LUZ PARA NUESTRO MUNDO

Una de las tareas más urgentes de la Iglesia de hoy es conseguir que la fe en Jesús llegue a todos como “buena noticia”. La evangelización no es exclusivamente llevar las enseñanzas de Jesucristo a aquellos que todavía no la conocen o la conocen de manera insuficiente.

En este caso se busca que estemos bien formados, que conozcamos perfectamente el mensaje cristiano y lo transmitamos de manera correcta. Por supuesto que la evangelización implica anunciar el mensaje de Jesucristo, pero esto no es lo único ni lo más decisivo.

Evangelizar es además hacer presente en la vida de las personas la fuerza humanizadora, liberadora y salvadora que se encierra en el acontecimiento y la persona de Jesucristo, actuando como testigos vivientes del Evangelio.

Se necesitan creyentes que den testimonio con su vida que el Evangelio, cuando es acogido con convicción y de manera responsable, encierra una fuerza que humaniza y salva al que lo hace suyo en su vida.

Las palabras de Jesús llamándonos a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo” nos obligan a los creyentes a ser “buena noticia” para la gente de hoy, a poner en la actual sociedad algo que dé sabor a la vida, algo que purifique, sane y libere de la descomposición espiritual y del egoísmo brutal e insolidario en que vivimos.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 58,7-10 Esto dice el Señor: 

Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. 

Entonces clamarás al Señor y te responderá. Gritarás y te dirá: «Aquí estoy».  Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia,  cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.

Palabra de Dios.

Sal 111, 4-5. 6-7. 8a y 9 
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos. R:

El justo jamás vacilará su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias su corazón está firme en el Señor. R:

Su corazón está seguro, sin temor reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta y alzará la frente con dignidad. R.

2ª LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5 

Hermanos: Cuando vine a vosotros a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. 

Me presenté a vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Corintio para decirles que él les anunció la salvación que nos consiguió Jesucristo no con una elocuencia sublime, sino con humildad. Su predicación la hizo con la fuerza del Espíritu Santo.

La fe en Jesús no se debe apoyar en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. Nuestra salvación está en Cristo Jesús y éste, crucificado.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. 

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor.

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

El cristiano debe «condimentar» el ambiente en el que vive: ha de ser sal. Sal que unas veces consistirá en sembrar paz, alegría, compañía, consuelo, esperanza y otras dar sentido a situaciones especiales, a acontecimientos peculiares, a sacar de dudas o tambaleos.

La sal del cristiano se vuelve sosa cuando esconde su fe, cuando tiene miedo de mostrar su criterio cristiano, cuando no da testimonio de su esperanza.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
SALIR A LAS PERIFERIAS

Jesús nos dice: “Vosotros sois la sal de la tierra”. Los discípulos de Jesús hemos de contribuir a que las gentes saboreen la vida sin caer en la corrupción.

También nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Los discípulos de Jesús podemos aportar la luz que se necesita para orientarnos, para ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.

Si la sal permanece encerrada en un salero no sirve para nada. Si la luz permanece oculta no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. De la misma manera “una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.

El Papa Francisco ha visto que la Iglesia vive hoy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos, y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecerle la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: “Hemos de salir hacia las periferias”.

El Papa insiste una y otra vez: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades.
La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro”.

El Papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama “la cultura del encuentro”. Está convencido de que “lo que necesita hoy la iglesia es capacidad de curar herida


V Domingo del Tiempo ordinario

5º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

¡¡ POR TU PALABRA, SEÑOR !!

       Jesús formó su grupo de seguidores por la palabra, una palabra que era verdad, que era vida nueva. Él era la Palabra, con mayúscula, hecha carne.

Por la palabra de Jesús echa Pedro las redes al agua: “por tu palabra, Señor”, aunque está totalmente seguro de que ha de ser para nada.

Pero se equivocaba. La Palabra de Jesús es cierta y segura y su presencia le da la fuerza necesaria para que todos aquellos pescadores, poco dados a creer en lo que no pueden palpar, dejaran barcas y amigos y lo siguieran.       

      ¿Dónde encontramos hoy día una palabra que nos mueva así? ¿Quién sería capaz de reunir una multitud hablando desde una barca, sobre todo si el discurso tuviera que ver con cambiar el corazón y preparar la venida del Reino?

       Vivimos el tiempo de la comunicación: Internet, redes sociales, todo facilidades para contar nuestras vidas en tiempo real al otro lado del mundo, sin embargo da la sensación de que estamos perdiendo la palabra.

Estamos mejor conectados, pero nos comunicamos mucho peor. Estamos perdiendo el buen uso de palabras de amor, de simpatía, de apoyo, de consuelo, de risa para el que está a mi lado.

Estamos perdiendo la sabia administración de los silencios, cuando es mejor callar, no decir nada y sólo estar dispuestos a tender la mano.  

       Cuando en la Eucaristía oímos “Palabra de Dios” y contestamos “Te alabamos, Señor”, ¿sabemos de verdad que estamos alabando la Palabra que nos llama a seguir a Jesús, a preparar sus caminos, a compadecernos, que es padecer con los más tristes y perjudicados?                                          

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

Lectura del libro de Isaías 6,1-2a. 3-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él.

Y se gritaban uno a otro, diciendo:
– ¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!
Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije:
– ¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.

Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
– Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.

Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:
– ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté:
– Aquí estoy, mándame.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

    En el texto del libro de Isaías se relata una experiencia fundamental en la vida del profeta que es llamado por Dios y que, a pesar de sus limitaciones, lleva a cabo la misión profética que el Señor le encomienda.

Dios es quien elige a sus profetas, Él es quien purifica los labios, convierte el corazón y respalda con su ayuda la misión que encomienda, aunque no sea fácil, porque ha de realizarse en un mundo hostil y distraído.

SALMO 

Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

2ª LECTURA

Lectura de la 1ª carta de san Pablo a los Corintios 15,1-11

Hermanos:
Os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.

Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los Apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Porque yo soy el menor de los Apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos.

Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

     El apóstol Pablo se dirige a los cristianos de Corinto para decirle que conserven el Evangelio que les proclamó que es el único que puede salvarlos. Lo primero que les transmitió fue que Jesús murió por nuestros pecados, pero que resucitó, de lo que muchos, incluido él, dan fe.                                       

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 5,1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
– Rema mar adentro y echa las redes para pescar.

Simón contestó:
– Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.

Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de

Jesús, diciendo: – Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:
– No temas: desde ahora serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Palabra de Dios  Final del formularioPrincipio del formulario

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

     El mensaje del Evangelio es que el Señor Jesús pide a los que quieran seguirle que es necesario creer en su palabra y dejarle intervenir en sus esfuerzos cotidianos, que si ponemos en sus manos lo poco que tenemos Él se encargará de que nuestros trabajos y desvelos den los frutos deseados.  

El Señor se sirve de las personas sencillas, débiles, pecadoras, de las que «parece que no tienen nada», para que el fruto de la Buena Noticia llegue a muchos.        

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

¡¡ ANUNCIAD EL REINO DE DIOS ¡!

    En el pasaje del Evangelio vemos a Jesús predicando al aire libre, a campo abierto. Con este hecho Jesús nos está diciendo que su Palabra no puede estar encerrada entre las paredes de un templo, sino que debe ser anunciada a los cuatro vientos para que pueda ser escuchada y acogida por todas las personas de todos los pueblos y de cualquier condición.

    Que esta tarea del anuncio a todos los pueblos es tan inmensa que necesita de personas que quieran llevar a cabo esta misión: “Venid conmigo, os haré pescadores de hombres”

    Que para el anuncio del Reino es necesario dejar muchas cosas que son un lastre para esta misión: “Lo dejaron todo y lo siguieron”

    La Iglesia, cada uno de nosotros que somos Iglesia, tenemos la obligación de anunciar el mensaje de Jesús a todos los pueblos, evitando que se quede encerrado entre las paredes de las iglesias.

    A cada uno de nosotros Jesús nos dice: “Remad mar adentro y echad las redes, os necesito”, no os conforméis con pescar en la orilla haciendo lo más fácil y lo que resulta más cómodo, esforzaos, arriesgaos, buscad nuevos caminos para que mi mensaje llegue a muchas personas.