Buenos Aires, 3 Ago. 09 (AICA)
Año Sacerdotal
Mañana, 4 de agosto, Día del Párroco, los sacerdotes y demás fieles cristianos, debidamente preparados, podrán ganar la indulgencia plenaria o parcial, en el marco del Año Sacerdotal convocado por el papa Benedicto XVI con motivo de los 150 años de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars.
Esta es una de las fiestas, entre otras, dispuestas para que los fieles obtengan este don, hasta el 19 de junio de 2010, mientras que estén “en gracia de Dios y hayan celebrado la confesión sacramental recibiendo el perdón de los pecados”. También aquellos que reciban la Santísima Comunión, recen por las intenciones del Romano Pontífice y se excluyan de cualquier apego al pecado.
En tanto, los sacerdotes podrán ganar la indulgencia plenaria si rezan con devoción al menos Laudes o Vísperas ante el Santísimo Sacramento, expuesto a la adoración pública o reservado en el sagrario, o bien que, a ejemplo de san Juan María Vianney, se ofrezcan con espíritu dispuesto y generoso a la celebración de los sacramentos, sobre todo la Penitencia.
Asimismo, se les concede la indulgencia parcial, cada vez que recen con devoción oraciones aprobadas para llevar una vida santa y cumplir santamente las tareas a ellos encomendadas.
Los fieles podrán alcanzar la indulgencia plenaria siempre que “asistan con devoción al sacrificio divino de la misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y cualquier obra buena realizada ese día, para que los santifique y los modele según su Corazón”.
En tanto, a los impedidos por una causa legítima: enfermos, encarcelados, ancianos o minusválidos, monjes y monjas de clausura, etc., se les concede la indulgencia plenaria “si con el espíritu desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres acostumbradas condiciones, en su casa o donde se encuentren a causa de su impedimento, en los días antes determinados rezan oraciones por la santificación de los sacerdotes, y ofrecen con confianza a Dios, por medio de María, Reina de los Apóstoles, sus enfermedades y las molestias de su vida”.+