La copia de la Sábana Santa hecha por Garlaschelli es similar a la original a simple vista, pero la comunidad científica sabe que las microquemaduras que forman la imagen original no se parecen en nada a estos resultados si se ven en microscopio. Además de que su copia no tiene ningún tipo de característica tridimensional, que sigue sin ser explicada en el original. Por si fuera poco, los pigmentos de cobalto que ha usado no están presentes en la Sábana Santa. Aun así las noticias afirmaron que un “científico italiano desenmascara la Sábana Santa”.
Desenmascarando la Sábana Santa
Fernando Morales | fmorales @ legionaries.org difundido por Gema
A inicios de octubre de 2009, los periódicos de todo el mundo daban la noticia: un científico italiano habría “probado la falsedad de la Sábana Santa”.
Luigi Garlaschelli, profesor de química en la universidad de Pavía, decía haber reproducido la imagen de la Sábana Santa de Turín con medios disponibles en la Edad Media, lo cual probaría que es un fraude. En esta ocasión su experimento ha sido patrocinado por la Unión de Ateos Agnósticos Racionalistas.
Además, sellaba su descubrimiento con la frase: “si no han creído al carbono 14, tampoco me creerán a mí”, sin mencionar las numerosas irregularidades que envuelven aquel famoso experimento de hace veinte años.
Un tema realmente complejo. Garlaschelli ha dedicado lo mejor de sus esfuerzos en las últimas décadas a hacer experimentos para desacreditar todo tipo de milagros y fenómenos inexplicados por la ciencia, pues está convencido de que “si se confirmara uno solo de estos presuntos fenómenos, esto comportaría una revolución radical de muchos paradigmas científicos”. Es decir, sería evidente que existe algo más que la pura materia.
Para él, la gente sencilla cree en estos hechos porque nadie se toma la molestia de desmentirlos científicamente. Cree que la ciencia es capaz de explicarlo todo, sólo hay que investigar un poco hasta dar con la solución. En otras palabras: no puede existir nada inexplicable; todo tiene que tener una causa natural y no hace falta recurrir a Dios.
Así, desde 1991 ha escrito numerosos artículos contra los milagros más venerados en Italia, como la famosa sangre de san Genaro (que se hace líquida cada año en el día de su fiesta), el milagro eucarístico de Bolsena o algunas imágenes de la Virgen que lloran sangre. O sea, que no hay milagro que Garlaschelli no pueda explicar, porque todos tienen que ser falsos. No es que haya dado respuestas convincentes, pero cuando uno está persuadido de que la intervención de Dios en el mundo es imposible o que no existe nada que no sea material, entonces casi cualquier argumento basta.
Es importante desenmascarar cualquier fraude para defender la verdad, en eso tiene toda la razón. Con frecuencia aparecen nuevos charlatanes que, con supuestos fenómenos extraordinarios, engañan a miles de personas. Y ya sabemos que la moneda falsa devalúa la genuina.
Si una causa natural puede explicar el asunto, no hace falta hablar de milagro. Pero ¿qué debe hacer un científico honesto si sus resultados no llegan a explicar un fenómeno extraordinario? Sin duda, debería exponer con claridad sus resultados y admitir que está ante algo que sobrepasa su ciencia, y de ningún modo debe hacer creer a los demás que ha encontrado la respuesta.
La copia de la Sábana Santa hecha por Garlaschelli es similar a la original a simple vista, pero la comunidad científica sabe que las microquemaduras que forman la imagen original no se parecen en nada a estos resultados si se ven en microscopio. Además de que su copia no tiene ningún tipo de característica tridimensional, que sigue sin ser explicada en el original. Por si fuera poco, los pigmentos de cobalto que ha usado no están presentes en la Sábana Santa. Aun así las noticias afirmaron que un “científico italiano desenmascara la Sábana Santa”.
La gente sencilla se cree estas noticias porque pocos se toman la molestia de explicar las cosas con claridad.
Lo que faltaba. Resulta que también hay que desenmascarar a los supuestos “desenmascaradores”.