(Desde El Cañamelar, Valencia, José Angel Crespo Flor)
Aunque se ha hablado mucho de Vicente Esteve, ahora que ha fallecido, como capellán del Levante muy pocos saben -los actuales directivos tampoco- cómo surgió esta capellanía. Yo soy testigo de ello, no porque fuera el ‘más guapo’ sino porque estuve en el puesto clave a la hora de decidirlo.
Un año, hace de esto bastante tiempo, recibí una llamada del club «José Angel, no tenemos cura para que nos haga la Misa de la Presentación de la temporada. ¿Nos puedes echar una mano?. ¿Conoces a alguien tú que eres de Semana Santa y hombre de Iglesia?».
Mi respuesta, la recuerdo bien: «habéis venido a dar con el que lo puede solucionar. Además, la parroquia Nuestra Señora del Rosario de siempre, desde la época de D. Vicente Gallart, ha estado muy vinculada al Levante UD. Trataré de hablar con Vicente Esteve, nuestro cura párroco y vamos a ver que es lo que se puede hacer?. Y lo hice. ¡Vaya si lo hice!. La respuesta fue inmediata: «sí, iré aunque antes tengo que solucionar la misa vespertina. Pero … me acompañas tú, porque no conozco a nadie del club y además tampoco he estado en el estadio».
Callé. Pensé. Lo miré a los ojos y le dije «Vicente, el Levante siempre ha estado vinculado a esta parroquia del Marítimo, a esta parroquia del arciprestazgo San Pío X, arciprestzgo que ahora diriges y coordinas. Incluso han celebrado en esta parroquia la Eucaristía de presentación cuando D. Vicente Gallart estaba al frente de la misma».
«Bien – me dijo- Otro Vicente, de la huerta de Benimaclet y también del Rosario, le hará ahora la Misa . No en la parroquia sino en su Capilla, donde se encuentra la Mare de Déu dels Desamparats porque es importante que los estadios e instalaciones deportivas tengan su propia capilla».
Y así fue como Vicente Esteve, con el paso del tiempo se convertiría en el capellán del Levante. Pasaron aún dos o tres años y siempre con la misma canción cuando se acercaba el acto de la Presentación «José Angel habla con Vicente para que oficie la Misa de la Presentación. Es tal día y a tal hora porque el programa así está establecido y no se puede alterar «. Y Vicente no fallaba. Pasaron esos dos o tres primeros años y Vicente empezó a ver clara su misión como sacerdote y lo que podía aportar en un momento dado en el vestuario porque entendió al profesional y sabía que si se le hablaba con cariño, mirando a los ojos y como asesor llegaba al fondo de sus corazones. Y de hacer una Misa anual Vicente pasó a ser consejero espiritual y no era extraño verle de vez en cuando en los entrenamientos del equipo para alentarles, charlar con ellos o simplemente escucharles. ¡Vamos, lo que se dice un sacerdote de cuerpo entero!.
Bonita historia ¿verdad?. Pues es tan real como la vida misma. Como real es que a veces he tenido que rectificar en la redacción del periódico donde trabajaba cuando a Vicente Esteve se le anteponía el título de párroco del Levante. Yo siempre decía lo mismo: «párroco es aquel sacerdote que está al frente de una Comunidad parroquial. La función que Vicente desempeña en el Levante es la de asesorar espiritualmente al jugador, escuchar, estar dispuesto a prestar apoyo moral cuando este lo requiera de ahí que cuando se hable de Vicente hay que anteponer el titulo de capellán del Levante UD. no el de párroco del Levante UD. Y finalizaba con esta ‘perolata’ «la misión del periodista es escribir con conocimiento de causa y no confundir al lector entre otras cosas porque el gran público, el, que acude a diario a Misa sabe perfectamente la función que tiene el párroco y la función que tiene o ha de tener alguien que funcione como capellán».
Finalizo con una frase que me dijo un consejero del Levante tras el emotivo funeral de Vicente Esteve que presidió el arzobispo de Valencia D. Carlos Osoro en la parroquia La Asunción de Benimaclet donde se venera el Cristo de la Providencia una de sus grandes pasiones (las otras eran la Virgen del Rosario del Cañamelar y el Cristo de los Afligidos, también del Cañamelar) «tenemos que estar contentos y agradecidos con Vicente. Si cono sacerdote se ha volcado con nosotros, ahora tenemos un levantino más en el cielo que, estoy seguro, va a seguir velando por nosotros».
Vuelvo al principio. Ahora saben mejor cómo se ha forjado en el tiempo esa capellanía que llevaba con la felicidad del que sabe que está haciendo una misión de la Iglesia, ese buen sacerdote que ha sido y es Vicente Esteve Belenguer.
Punto final: no sería nada descabellado que en la misma Capilla, donde se venera a la Virgen de los Desamparados se enmarcase un azulejo con el nombre de «Vicente Esteve Belenguer, capellán del Levante», entre otras cosas porque creo que se lo merece, porque estaría junto a la Virgen de los Desamparados a la que le profesaba mucha devoción y porque así estaría por siempre y para siempre vinculado al levantinismo y nadie, por más años que transcurriesen, lo olvidaría». El Consejo de Administración que preside Quico Catalán tiene ahora la palabra.
¡Descanse en paz Vicente Esteve Belenguer, buen sacerdote, buen capellán y buen levantinista!.
Padre nuestro que estás en el cielo …