¿Cumplís la condición de santidad?
“Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa. Estas son las palabras que le dirás a los hijos de Israel.” Éxodo 19:6 (RVR)
Plan
El pueblo de Israel había llegado a Sinaí. Habían pasado solo tres meses desde aquella noche terrible en que el ángel de la muerte pasó por Egipto para matar a todos los primogénitos. Y que pasara por alto las casas que tenían la marca de la sangre del cordero en sus dinteles. El recuerdo de las plagas estaba muy fresco. Igual que haber cruzado el mar entre muros de agua.
Tres meses después de semejante demostración de poder, Dios llama a Moisés para contarle cual era su plan. Cual era la razón por la que había elegido al pueblo de Israel desde Abraham y por qué los había sacado de la esclavitud de Egipto. El anuncio más importante de su historia se estaba gestando en un monte: Dios llama a un pueblo entero para ser un reino de sacerdotes y de gente santa.
Desde siempre, el sacerdote en cada comunidad fue alguien que pertenecía a una casta social superior. Fueron siempre distinguidos y especiales. Eran tratados con respeto y benevolencia y colmados de favores, porque eran los intermediarios entre el pueblo y las divinidades. Así era antes y así es ahora. Culturalmente no hemos cambiado los seres humanos. Por lo que pertenecer a esta clase social de sacerdotes era algo muy valioso para cualquier persona.
Moisés baja del monte, de encontrase con Dios y les dice a todo el pueblo que Dios había elegido a alguien para ser su sacerdote. Muchos internamente, se bajaron de la idea porque pensaban que no calificaban. Su tribu no era significativa, su familia no era poderosa, no tenía suficiente ingresos o posesiones, no era de lo más famoso del pueblo. Nadie pensaría en ellos, eran del montón. NO se distinguían por nada.
¡Imagínense la sorpresa cuando Moisés les dice que todos habían sido elegidos por Dios! Dios los conocía a todos con lujo de detalle, sabía de sus vidas, de sus miserias, de sus pecados, de sus éxitos y de sus alegrías. Y sabiendo todo esto, los elije.
Dios llamó al pueblo de Israel a hacer lo que nadie jamás había hecho. A formar parte de una sociedad de sacerdotes, siempre y cuando mantuvieran la santidad, la pureza espiritual, la comunión con Dios. Pasaron muchos años, y la Iglesia hoy tiene el mismo plan.
REFLEXIÓN – ¿Cumplís la condición de santidad?
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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