Creemos en la Esperanza
Si quieres vivir, hermano mío,
cree en la esperanza…
porque toda vida lleva en sí la esperanza:
la esperanza de amar y ser amado.
Si crees en la esperanza,
comprende que ella está en ti
como un niño pequeño: vive de tu vida
y se alimenta de tus luchas.
Si crees en la esperanza; tu corazón
se transformará, tu vida se abrirá sobre el mundo:
África, América y Europa… serán tus horizontes.
Ya no estará jamás solo…
Se te impondrán opciones por el hombre,
no por el dinero, el poder o el saber.
¡Por el hombre!
Si crees en la esperanza, hermano mío,
tu vida se aventurará.
Ya no habrá para ti más certezas absolutas,
zonas de seguridad, puntos de referencia
intangibles, caminos trillados, hechos…
Vivirás en el movimiento, en el riesgo.
Vivirás para mañana.
La esperanza es luz, para ti, para tus hermanos,
para el mundo. Y con la luz, nace de la noche,
la esperanza nace de la crisis.
Te será necesario morir a ti mismo,
para que los otros nazcan a la vida.
Si crees en la esperanza, hermano mío,
entrarás en el desprendimiento
e irás a lo esencial, porque, recuerda,
la vida es verdad, la vida es amor
y combate y don.
La vida es colectiva. Si crees en la vida,
estás condenado a la esperanza,
porque la desesperanza es la muerte.