Convivir en amistad
Todos anhelamos vivir en paz
y ese anhelo es un objetivo alcanzable
si cada uno de nosotros se compromete
a aportar lo mejor de sí para lograrlo.
Aprender a convivir en amistad
debe ser uno de nuestros objetivos
fundamentales de cada día.
Aprender a convivir en amistad
es desarmar el espíritu de todo
sentimiento de agresividad,
de rencor, de odio, de envidia.
Aprender a convivir en amistad
es abrir nuestro espíritu
y nuestro corazón a la comprensión,
porque quien comprende acepta.
Por eso la comprensión es propia
de las almas grandes;
no en vano decía un sabio:
«Cuando alguien intenta ofenderme,
me coloco tan encima de él
que su ofensa no me alcanza».
Aprender a convivir en amistad
es también permanecer dispuestos al perdón,
pues nada engrandece tanto al hombre
que comprender y perdonar.
Aprender a convivir en amistad
es fomentar la generosidad
para servir y ayudar al otro,
especialmente al más necesitado.
Aprender a convivir en amistad
es participar activamente
en la generación de un clima amable
en el lugar en el que nos encontremos.
Aprender a convivir en amistad
debe ser pues un objetivo de aprendizaje
de todos los días y de toda nuestra vida.