Luego de las Fiestas patronales diocesanas (celebradas el sábado 5 de mayo por la tarde en Zárate) y las Jornadas de Pastoral en preparación a la “Misión Joven” que tendrá lugar en dicha ciudad en octubre, prosiguieron las celebraciones de la Virgen de Luján los días subsiguientes. En Baradero la parroquia de Nuestra Señora de Luján data de 1957, cuando esa región pertenecía aún a la diócesis de San Nicolás. La feligresía parroquial es notable, participativa y fervorosa, siendo así que para las fiestas patronales siempre acude muy numerosa. Nuestro Obispo Mons. Oscar Sarlinga concurrió el domingo 7 por la mañana y celebró la Santa Misa junto con el pastor propio de esa comunidad, Pbro. Rubén Darío y algunos sacerdotes, con la participación del Diácono adscripto Rev. Carlos Rosselló y los seminaristas diocesanos Nicolás Amendolara y Martín Gallo Los niños de catequesis concurrieron en gran número junto con sus familias. Al término de la celebración eucarística se inició una procesión por las calles de la zona parroquial, con meditaciones bíblicas y cantos.
Barrio “Villa Massoni” en Zárate (Parroquia de Nuestra Señora de Luján)
El martes 8 por la tarde se celebró uno de los días más importantes para toda la comunidad parroquial del populoso barrio de Villa Massoni, la fiesta patronal de la Virgen de Luján. Por la tarde el cura párroco, Mons. Osvaldo Montferrand, ya fue colocando los banderines en el atrio, y días antes el pasacalle a la entrada de la parroquia, de modo tal que fue configurándose la preparación para una fiesta patronal diferente, más participativa, de la cual todos los vecinos participaron convocados por la Virgen, a pesar de ser un día martes por la tarde. Cerca de las 18:45 fue acercándose el grueso de los fieles que completó todo el templo. A las 19 comenzó la celebración de la misa, que presidió Mons. Oscar Sarlinga, nuestro Obispo diocesano, con la concelebración del cura párroco, Mons. Osvaldo Montferrand y el sacerdote salesiano Carlos Barbero. Como no podía ser de otra manera, la entrada de la imagen de la Virgen fue emocionante, llevada en andas por chicos vestidos de paisanos. Luego la colocaron en el altar y ellos presenciaron toda la misa allí, sentados a un costado con total atención. El resto de los fieles se ubicó en los bancos, con capacidad para doscientas personas, y más del doble de esta cantidad la tuvo que presenciar de pie, dada la multitud de gente que desbordó el amplio y espacioso lugar, demostrando, una vez más, su devoción por la Virgen. Claro que no terminó todo allí, a la salida de la misa, todos los presentes fueron sorprendidos por colaboradores de la parroquia que los convidaban con gaseosa y los populares “choripanes”, de modo tal que se hizo una feliz fiesta. “Normalmente los eventos y las fiestas tienen un fin utilitario de acuerdo a la sociedad utilitaria en la que vivimos. Están hechos para algo. Pero el espíritu de estas festividades fue otro, fue el de compartir, el de reunirse. Quisimos adoptar esta nueva cultura que ya no es la del interés sino la de la unión, en donde no importa qué es lo que hay para comer sino lo que se comparte”, comentó el cura párroco Osvaldo Montferrand. “Claro que tuvimos obstáculos, uno era este, el fin utilitario que muchas veces se les otorga a las cosas y, por otro lado, eso que muchos creen, que una fiesta en la iglesia es triste, seria y solemne. Por eso tomamos a la fiesta de la Virgen como una posibilidad para compartir, brindar sin interés. Entonces no fue la misa únicamente sino también la fiesta, el hecho de reunirnos y compartir”, agregó Mont-ferrand. El obispo y los sacerdotes permanecieron en el festejo popular hasta el final, cerca de las 21.30. Mons. Montferrand dijo al diario “La voz de Zárate” que:“El próximo 30 de mayo y hasta el 3 de junio se realizará el VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán bajo el lema el Trabajo, la Familia y la Fiesta y es muy acertado este mensaje que dio el obispo, porque sin trabajo no hay familia, y en la familia es en donde se comparte, en donde hay fiesta. Allí no se hace negocio, no se intenta ganar dinero sino que es para gastar todo lo que se ganó en el trabajo. La familia es para compartir, no es algo utilitario. Por este motivo se perdió el domingo como el Día del Señor, donde estaba prohibido el trabajo para estar en comunidad, festejar y compartir. Este es el espíritu que queríamos recuperar en estas fiestas patronales; y salió todo bien porque la fiesta la hicimos entre todos, todos colaboramos para que salga bien convocados por la virgen”, destacó el cura párroco de Nuestra Señora de Luján”.
Es digno de notar que a la Misa y festejos posteriores concurrió gente de distintas zonas del populoso barrio, incluso de los “asentamientos” cercanos, con integración y alegría, lo cual manifiesta una pastoral de conjunto e integrativa en la parroquia.
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