El próximo 8 de diciembre, juntamente con la tradicional procesión náutica en el Paraná de las Palmas (a cargo de la parroquia de Santa Florentina, de Campana, con la presencia de Mons. Edgardo Galuppo y del Pbro. Hugo Lovatto), se celebran las Bodas de Plata del erigimiento de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en Maquinista Savio (localidad entre Escobar y Pilar) y asimismo el 5to. aniversario de la presencia de la comunidad «Cenacolo» de recuperación de tóxico-dependientes (en la Casa de Nuestra Señora de Luján, en Exaltación de la Cruz-Pilar; véase nota en destacado). En todas las parroquias y capillas de la diócesis se celebrará la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, con un el emotivo recuerdo de la «acción destacada» conforme al Plan Pastoral de la reciente peregrinación a Luján del Pueblo de Dios, que congregó a 35.000 personas. El Obispo Mons. Oscar Sarlinga ha pedido a los sacerdotes que en todas las misas recuerden a los fieles que la diócesis se halla bajo el patronazgo de la Inmaculada, siendo la imagen de Nuestra Señora de Luján, una «humilde imagen de la Pura y Limpia Concepción» que quiso quedarse a orillas del río Luján, para manifestar su maternal protección sobre el pueblo argentino, pues bajo este título de Nuestra Señora de Luján, el Papa Pablo VI la nombró Patrona de la diócesis de Zárate-Campana. La mencionada «acción destacada» pastoral de la peregrinación del Pueblo de Dios a Luján, creciente de año en año, ha sido considerada en la última reunión del consejo presbiteral como un signo manifiesto del Amor de la porción del Pueblo de Dios que peregrina en Zárate-Campana por la Inmaculada Concepción en su advocación de Nuestra Señora de Luján. El Obispo Mons. Oscar Sarlinga presidirá la Eucaristía, por la mañana, en el «Cenacolo», a las 11, donde administrará también confirmaciones, y luego por la tarde habrá Hora Santa y representaciones teatrales de los jóvenes. Por la tarde el Obispo asistirá a la procesión en Maquinista Savio (a las 17.30) y celebrará la Eucaristía a las 19 en el templo parroquial, con la ocasión de las Bodas de Plata de esa parroquia, cuya jurisdicción parroquial cuenta actualmente con unos 60.000 habitantes, y comprende parte de la localidad de Belén de Escobar, parte de Ing. Maschwitz y parte del partido de Pilar (en la zona llamada Intendente Lagomarsino). El cura párroco, Mons. Justo Rodríguez Gallego, y el capellán interno, Mons. Roberto Amondaráin, han invitado a sacerdotes y fieles para la celebración.
En una reflexión que dirigió a los fieles en la página web del obispado (obispadozaratecampana.org) Mons. Oscar Sarlinga exhortaba a venerar a MARÍA como la INMACULADA CONCEPCIÓN EN RAZÓN DE SU MISIÓN DE HABER CONCEBIDO A JESÚS, POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, A ESE JESÚS, NACIDO DE SU SENO VIRGINAL, A JESÚS NUESTRO SEÑOR, EL SALVADOR DEL MUNDO
El Obispo dijo que el Nombre de «Jesús” significa “Salvador” y que es el mismo Jesús el histórico, , que vivió treinta años en Nazaret, en Galilea, adorado en y desde la fe como el Hijo Eterno de Dios, “concebido por obra del Espíritu Santo y nacido de María Virgen”. La Iglesia, acotó, profesa y proclama que Jesucristo fue concebido y nació de una hija de Adán, descendiente de Abraham y de David, la Virgen María. El Evangelio según Lucas precisa que María concibió al Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo, “sin conocer varón” (cf. Lc 1, 34 y Mt 1, 18. 24-25). María era, pues, virgen antes del nacimiento de Jesús y permaneció virgen en el momento del parto y después del parto. Es la verdad que presentan los textos del Nuevo Testamento y que expresaron tanto el V Concilio Ecuménico, celebrado en Constantinopla el año 553, que habla de María “siempre Virgen”, como el Concilio Lateranense, el año 649, que enseña que “la Madre de Dios… María… concibió (a su Hijo) por obra del Espíritu Santo sin intervención de varón y que lo engendró incorruptiblemente, permaneciendo inviolada su virginidad también después del parto” (DS 503).
Exhortó luego a no desfallecer en la fe y en la esperanza, a imitación del justtísimo varón de nombre José, el glorioso patriarca de la casa de David; y de la Virgen, cuyo dulce nombre menciona el Evangelio cuando cdice: «el nombre de la virgen era María” (Lc 1, 26). Recordó que el ángel la saludó con las palabras “Ave María”, que se han hecho oración de la Iglesia (la “salutatio angelica”). María no faltó a la fe, se asombró: “Ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella salutación. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo… Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por eso el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios” (Lc 1, 29-35). El ángel anunciador, presentando como un “signo” la inesperada maternidad de Isabel, pariente de María, que ha concebido un hijo en su vejez, añade: “Nada hay imposible para Dios”. Entonces dijo María: “He aquí a la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 37-38).
Ojalá las celebraciones en la diócesis, dijo el Obispo, den mucho fruto espiritual, ayuden a los afligidos, a los agobiados, a los que desfallecen en su fe o en la esperanza, a los que claman por nuestra caridad, que no siempre llega, y que también reafirme en nosotros esa esperanza que no defrauda, esa esperanza que, incluso en medio de la noche del dolor, de la duda o de la aflicción, nos lleva a exclamar en nuestro interior: «Yo soy un simple servidor del Señor, que se haga en mí como Él quiera, como Él ha dicho».