Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del Mundo Obrero: JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), en esta celebración del Día Internacional del Trabajo, queremos estar cercanos a las alegrías y a las angustias de los trabajadores y trabajadoras, especialmente de quienes sufren el paro o soportan unas condiciones de trabajo que imposibilitan una vida digna.
Las situaciones de verdadero empobrecimiento y deshumanización que padece hoy el mundo obrero son consecuencia, en gran medida, de la especulación financiera y del egoísmo desmedido de las personas que gestionan los mecanismos de las entidades financieras. Un egoísmo impulsado por el sistema económico capitalista y que ha penetrado con intensidad en la sociedad a través del consumo, provocando una grave crisis ética, alimentaria, ecológica… y humanitaria.
Los datos hablan por sí solos: 4.166.613 personas en situación de desempleo, (paro registrado en marzo de 2010); el 40% de los jóvenes no encuentra empleo; las personas inmigrantes son quienes siguen ocupando los trabajos peor remunerados y forman parte de la bolsa de la economía sumergida, etc. Mientras tanto, el Gobierno lanza la propuesta de prolongación de la jubilación más allá de los 65 años y algún dirigente empresarial propone contratos sin derechos socio-laborales para los jóvenes. Y no podemos olvidar que según el VI informe FOESSA del año 2008, España es un país donde el 19% de sus habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.
La actual crisis podría tener un aspecto positivo si de la misma brotasen propuestas que nos ayudasen a organizar la sociedad al servicio del bien común, poniendo en el centro de la actividad económica a las personas y los derechos de los empobrecidos. La situación actual debería abrirnos los ojos y el corazón a la necesidad de profundos cambios en nuestra sociedad y en la forma de entender y organizar la economía, siendo conscientes de que otro mundo es posible, y de que lo podemos arreglar si tenemos en cuenta la justicia, la igualdad y la fraternidad que nos debemos como hermanos, hijos e hijas de un mismo Dios.
Como creyentes seguidores de Jesús de Nazaret queremos proponer que para nosotros, y para un país que se quiera organizar humanamente, “el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad” (Caritas in veritate, 25). Por tanto, es preciso ampliar la protección social de las personas, sobre todo de aquellas que tienen menos recursos, así como replantear cómo compartir el trabajo que disponemos, y que vivir dignamente no dependa exclusivamente del hecho de tener un trabajo asalariado. ¿Cómo se puede alargar el período de vida activa de una persona hasta los 67 años si hay jóvenes de 20, 30 y 40 años que no pueden acceder al mercado de trabajo?
Deberíamos reflexionar seriamente sobre la necesidad de crecer en prácticas de solidaridad en nuestra sociedad, cuestionando las actitudes personales y las disposiciones legales cada vez más restrictivas y excluyentes respecto a la acogida de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Hemos de superar los planteamientos miopes de ver la realidad solamente desde los propios intereses individuales, para que todas las personas podamos aspirar a una vida digna, con un trabajo decente y el acceso a los recursos y servicios sociales fundamentales. En este sentido, el eje de la próxima reforma laboral, por encima de criterios económicos, debe ser la salvaguarda de los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias
El 1º de mayo es un día de Fiesta para reivindicar la centralidad del trabajo en la vida de las personas y reclamar a los gobiernos que pongan en el centro de sus preocupaciones las alegrías y las angustias de toda la sociedad, especialmente de los empobrecidos de nuestro país y de los trabajadores y trabajadoras del mundo.
Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC)
Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)
Juventud Obrera Cristiana (JOC)