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7° Domingo del Tiempo ordinario – Guión eucaristía

7º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO / CICLO A

EL AMOR CRISTIANO…

Lo que Jesús nos propone en el Evangelio de este domingo nos resulta chocante, porque no coincide con nuestro modo espontáneo de reaccionar, ni coincide tampoco con los sentimientos y deseos espontáneos de nuestro corazón cuando somos o nos sentimos ofendidos.

Ser rencoroso, desear aplicar la justicia por nuestra cuenta, castigar y hacer pagar las ofensas que hemos recibido, puede estar motivado más por deseos de venganza que por reclamar justicia.

El estilo de Jesús no es devolver mal por mal y pagar con la misma moneda. Jesús va más allá. Pide a sus discípulos que el motor de todos sus actos sea el amor, que venzan el mal a fuerza de bien.
En alguna ocasión oímos la expresión: te perdono, pero no olvido.

Y en el fondo estamos queriendo decir que esperamos la ocasión de aplicar nuestra justicia con un espíritu más bien vengativo.

Ser discípulo de Jesús es estar dispuesto a amar siempre, a ser generoso en el perdón y la misericordia, a aceptar con humildad y paciencia las ofensas recibidas, y descubrir que el sufrimiento que nos producen las ofensas es un camino de purificación, una ocasión de reconocimiento o descubrimiento de nuestros propios errores y debilidades, y eso nos hará más comprensivos y tolerantes.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del Levítico 19,1-2. 17-18 Dijo el Señor a Moisés: 

Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano.

Reprenderás a tu pariente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

Palabra de Dios.

Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 
R. El Señor es compasivo y misericordioso. 

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R:
Él perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura. R:
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R:
Como dista el oriente del ocaso,  así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre siente ternura por sus hijos así siente el Señor ternura por sus fieles. R:  

2ª LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,16-23 

Hermanos: ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. 

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos». 

Así pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo les dice a los cristianos de Corintio que el fundamento por el que debemos respetar y amar al prójimo está en que el Espíritu Santo habita en nosotros.

Todo el mal que hacemos a los demás es mal que hacemos contra Dios. Tenemos que respetarnos a nosotros mismos y respetar a los demás con el respeto profundo que corresponde a la dignidad de la que somos depositarios.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,38-48 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

Sabéis que está mandado: «Ojo por ojo, diente por diente». Pues yo os digo: «No hagáis frente al que os agravia».

Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo». 

Yo, en cambio, os digo: «Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. 

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

Con las palabras del evangelio, Jesús nos pide que rompamos con nuestro egoísmo personal. Quien acepte su doctrina tiene que ser diferente a los demás. Cristo nos enseña un estilo de vida basado en el amor gratuito y desinteresado al prójimo.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL

“Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen”
Estas palabras de Jesús resuenan en nuestra sociedad como un grito ingenuo además de discordante y, sin embargo, son las palabras que más necesitamos escuchar en estos momentos en que, sumidos en la perplejidad, no sabemos qué hacer en concreto para ir arrancando del mundo la violencia.

El evangelio de Jesús tiene mucho que aportar a la sociedad de nuestro tiempo, no para ofrecer soluciones técnicas a los conflictos, sino más bien para descubrir con qué actitud hemos de abordarlos. Jesús está convencido que al mal no se le puede vencer a base de odio y violencia, que al mal sólo se le vence con el bien.

Jesús nos invita a trabajar y luchar para que la violencia nunca pueda ser legítima. Por eso es importante buscar siempre caminos que nos lleven hacia la fraternidad y no hacia el fratricidio. Amar a los enemigos no significa tolerar las injusticias y retirarse cómodamente de la lucha contra el mal.

Lo que Jesús nos pide a sus seguidores es que no luchemos contra el mal destruyendo a las personas. Hay que combatir el mal, sí, pero sin buscar la destrucción del adversario. Esta llamada a renunciar a la violencia debe dirigirse sobre todo a quienes manejan el poder, el dinero o las armas, y pueden por ello oprimir violentamente a los más débiles e indefensos.


DOMINGO 7º DURANTE EL AÑO
Del propio – Verde
Levítico 19, 1-2. 17-18 / 1 Corintios 3, 16-23
/ Mateo 5, 38-48
Salmo Responsorial, Sal 102, 1-4. 8.10. 12-13
R/. «El Señor es bondadoso y compasivo»

Santoral:
San Policarpo


LECTURAS DEL DOMINGO 23 DE FEBRERO DE 2014

DOMINGO 7º DURANTE EL AÑO

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Lectura del libro del Levítico
19, 1-2. 17-18

El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel:
Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 102, 1-4. 8. 10. 12-13

R. El Señor es bondadoso y compasivo

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y sana todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.

Cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre es cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles. R.

Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo
y Cristo es de Dios

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto
3, 16-23

Hermanos:
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: «Él sorprende a los sabios en su propia astucia», y además: «El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos».
En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Amen a sus enemigos

a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
5, 38-48

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores: así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Palabra del Señor.

Reflexión

ENEMIGOS A TRES METROS DE LA CRUZ DE CRISTO
1.- Si el Señor Jesús hubiera estado enfrentado a unas elecciones, el mitin del evangelio de hoy sería la peor propaganda y le quitaría la mayoría absoluta y la minoría… Se quedaba a cero en las urnas. Porque hablarnos del amor a los enemigos, cuando hoy todos, y en todo el mundo tenemos, los recuerdos de los múltiples, y de diferente origen, atentados terroristas, la fórmula de Jesús es como para quedarse sin público. Y no nos dice que perdonemos, que ya es difícil, porque no es cristiano “perdono pero no olvido”, pero tampoco es cristiano “perdono, pero no amo”, porque el Señor dice “amar”.
Creo que a lo que más llegamos con dificultad es a prescindir de la persona enemiga, que es lo mismo que pensar que no existe, pero ya me diréis si uno que prescindiese de su madre o de su padre, y viviera como si no existieran, si los amaría. Y Jesús dice amar.
2.- Sólo un amor totalmente desinteresado puede amar así. Ninguna utilidad tuvo para Dios crear el mundo y a nosotros. No buscó su bien al enviar a su Hijo para que diera su vida por nosotros. Es totalmente un Dios que llueve sobre justos y pecadores y hace salir el sol sobre buenos y malos. Yo creo que lo que no sabemos nosotros es lo que es amor y mucho menos amor infinito.
3.-. Dios que es amor, no tiene enemigos por su parte. No puede tener enemigos porque el que declara que es enemigo de alguien ya se ha inficionado del odio que ese enemigo le tiene a él. Y un amor infinito de Dios no puede inficionarse con el odio. El que siente enemistad tiene que ser sincero y admitir que está lleno de odio, rencor y venganza. Y eso no cabe en Dios. Y como no cabe en nuestro Padre Dios, no debe caber en nosotros que tenemos los genes de Dios y somos en verdad hijos de Dios.
4.- Jesús nos mandó perdonar setenta veces siete, es decir, siempre… que es decirnos que en nuestro perdón nunca debe haber una última vez. Y sin embargo nuestro lenguaje está lleno de esos ultimátum hacia nuestros enemigos: “no aguanto más”, “me las vas a pagar”, “de esta no paso”, “se va a enterar”, “ya recibió su merecido”, es lenguaje del ojo por ojo y diente por diente, y así nos metemos en el espiral de odio, que siempre crea más odio. Se busca justicia por venganza y la venganza atrae más odio.
El Señor no nos pide que dejemos inmunes los delitos, ni mucho menos que convirtamos la ley en mera protección de los asesinos, como ya está ocurriendo. Lo que nos pide es que no añadamos leña al fuego, echando al odio nuevo odio hasta que la hoguera nos consuma a todos.
5.- Jesús murió en la cruz asesinado por sus enemigos. ¿Qué dijo Jesús de ellos? A Judas, en el Huerto de los Olivos le llamó “amigo”, “amigo a que has venido” Y en la cruz pide a su Padre: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. No los llama malos, ni pecadores, les llama simplemente ignorantes.
En una frase de una película muy antigua se decía: “a trescientos metros de distancia el enemigo es un blanco a dar, a tres metros es un hombre”. Pues pongamos a nuestros enemigos a tres metros de la Cruz de Cristo y a esa distancia mi enemigo es hermano de sangre, de una misma sangre, la de Cristo que murió por él, por mí.

José María Maruri, SJ
www.betania.es

¿PIDE JESÚS COSAS IMPOSIBLES?
1.- El amor rompe la cadena del odio. En las civilizaciones mesopotámicas se estableció la Ley del Talión para evitar venganzas desmedidas. La venganza sería proporcional al daño recibido. Jesús, en cambio, propone el perdón absoluto. Amor y perdón, dos palabras claves en el mensaje de las lecturas de este domingo. Fáciles de pronunciar, pero difíciles de practicar. Amar a los que nos aman puede ser interesado. El mérito está en amar a aquél que no nos puede devolver el amor, e incluso a aquél que nos odia. El Levítico advierte al pueblo para que deje a un lado el odio, el rencor y la venganza. Llega incluso a decir que cada uno debe “amar al prójimo como a uno mismo”. Jesús no sólo habla de amor al prójimo, también de amor al enemigo. ¿Cómo voy a amar a quien me hace daño? ¿Pide Jesús algo imposible de practicar?
2.- Amar también a los enemigos. ¿Por qué perdonar a nuestros enemigos? Porque Dios es el primero que nos perdona a nosotros, porque, como proclamamos en el salmo, “el Señor es compasivo y misericordioso”. El no nos trata como merecen nuestros pecados y derrama raudales de misericordia con nosotros. A mi recuerdo viene aquella anécdota en la que un niño, intrigado por las palabras de su catequista que le decía que Dios con su providencia infinita está siempre despierto velando por nosotros, le preguntó a Dios si no se aburría teniendo que estar todo el tiempo despierto. Dios le contestó al niño con estas palabras: “no me aburro, me paso el día perdonando”. Contrasta la “ternura” de Dios con aquella imagen de Dios “eternamente enojado”, que me parece muy poco acorde con el Evangelio. ¿Cómo puedo llegar a amar a un enemigo? Miremos a Jesús en la cruz. Dijo «Perdónalos porque no saben lo que hacen». Estas palabras sólo se pueden pronunciar cuando se ve algo distinto de un populacho excitado sádicamente. Sólo lo puede decir cuando en todos los que rodean su cruz ve hijos pródigos y equivocados. El amor al prójimo no reside en un acto de la voluntad, con el que intento reprimir todos mis sentimientos de odio, sino que se basa en una gracia: en que se me dan unos nuevos ojos para ver al prójimo.
3.- Es la mirada de amor la que puede transformar el corazón de piedra del agresor. No cabe duda de que la violencia engendra violencia y esta rueda sólo se puede parar con la fuerza del amor. Hay un lado “provocador” en las palabras de Jesús en el Sermón del Monte: poned la otra mejilla, rezad por los que os persiguen, amad al enemigo, no juzguéis y no seréis juzgados. El amor puede hacer que el enemigo deje de ser enemigo y se convierta en un hermano, que reconozca su mal y trate de repararlo, que cambie de forma de pensar y de actuar. Es el amor: a diferencia de la justicia, y más allá de la justicia, el amor es por esencia gratuito y no responde a ningún derecho. No consiste, pues, en un intercambio: esto por aquello. Pues el amor sólo puede revelarse sin equívocos cuando es amor al enemigo, ya que nada cabe esperar del enemigo. Esto no quiere decir, claro está, que el amor consiste sólo en amar a los enemigos; pero sí quiere decir que el verdadero amor se manifiesta en el caso extremo de amar a los enemigos.
4.- Rezar el Padrenuestro con sinceridad. El amor al enemigo es un amor que acaba con el enemigo, pero no con el hombre. Es la única fuerza que puede batirse cuerpo a cuerpo con el odio. Frente al enemigo se pueden adoptar varias actitudes: suponer que no es enemigo, imaginar que aquí no ha pasado nada y no tomarlo en cuenta, en cuyo cosa todo seguirá igual; o enfrentarse al enemigo y responder a su agresión con las mismas armas, oponiendo odio al odio, en cuyo caso siempre vencerá el odio y caeremos en la espiral de la violencia; o, finalmente, y ésta es la actitud que nos pide Jesús, amar al enemigo y hacer bien a los que nos odian, conscientes de que el mejor bien que podemos hacer al enemigo es despojarlo de sus armas para ganarlo como hombre. Al rezar hoy el Padrenuestro no seamos hipócritas. Seamos sinceros al decir “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Seamos comprensivos y compasivos como lo es Dios con nosotros. Sólo así nos daremos cuenta de que lo que parece imposible es posible.

José María Martín OSA
www.betania.es

CON DIOS, ES POSIBLE
No resulta fácil, por propia voluntad, el amor a los enemigos por parte del ser humano. ¿Responder al odio con amor? ¿A la violencia con la mansedumbre? ¿A la afrenta con la humildad? ¿Cómo llegar a ese grado de exquisitez cristiana?
¿Cómo llegar a ese grado de exquisitez cristiana? ¿Cómo regalar bien ante el mal? Ni más ni menos que, colocando en el centro de nuestra existencia, a Dios mismo. El es la fuente de la bondad y, cuando Dios configura totalmente el vivir cotidiano de una persona, esa misma persona, es capaz de llegar al grado de perfección o a esa utopía que nos puede parecer el evangelio de este día. El Papa Francisco, a raíz de algunas debilidades que existen dentro de la Iglesia, afirmaba categóricamente: “Sólo se pueden entender por hacer una vida lejos de la Palabra y lejos de Jesucristo. Eso es causa de muchos males”.
1.- La característica esencial de Dios es la bondad misma, el amor mismo. Y, Dios, no puede hacer otra cosa que eso: amar. Podrán muchos de sus hijos olvidarle, ultrajar su nombre y dudar de su existencia. Dios, por el contrario, responderá una y otra vez con lo que tiene y ofrece espontáneamente: amor.
Dios siempre está dispuesto a perdonar. Esa es la diferencia entre EL y nosotros; por inercia y sin esfuerzo alguno, perdona, olvida y entrega amor. Nosotros, desde nuestra humanidad, dosificamos el perdón, nos cuesta olvidar y el amor lo damos también con cuentagotas. Por ello mismo, el final del evangelio de este evangelio, nos retrata: vivir con Dios significa aspirar a su perfección; ver las cosas como Dios mismo las ve y reaccionar, incluso en situaciones ilógicas y contradictorias, desde el testimonio de la fe. ¿Imposible? Con Dios desde luego que no.
2.- Se suele decir que, las imitaciones, son siempre malas. Pero, la vida de un cristiano, debe ser un imitar las actitudes, pensamientos, obras y deseos de Cristo. Por lo tanto, abrirnos sin desmayo y sin miedo, mirar hacia el cielo cuando se nos hace sufrir en la tierra, meditar la gran lección que Jesús nos da en la cruz (su amor universal) pueden ser perfectamente unos claros síntomas de que queremos vivir según El y que, entre otras cosas, deseamos ansiar (llevándola a la práctica) la perfección cristiana: en el encuentro con numerosos prójimos, manifestarles (y hasta asombrarles e impresionarles) por la viveza y sinceridad de nuestro amor.
3.- Cinco enemigos se levantan en contra de esta aventura del amor a los enemigos y del deseo de agradar a Dios siendo, allá donde estamos, imagen de su amor: el egocentrismo (mirarnos a nosotros mismos); el egoísmo (querernos demasiado); individualismo (vivir como si todo dependiese de nosotros); el racionalismo (pensar en lo que perdemos o ganamos, cuando prima el pensamiento antes que la fe o la religión) y la ausencia de Dios (cuando en el centro instalamos exclusivamente nuestro propio bienestar y dejamos a un lado al Señor). Frente a estos enemigos tendremos muchas armas para hacerles frente: la oración, la solidaridad, la fe, la comunidad y las promesas de Jesús que, por la fuerza del Espíritu, nos asiste hasta el día en el que vuelva definitivamente. ¿Cómo nos encontrará? ¿Luchando contra los enemigos de la vida cristiana o sometidos a ellos? ¿Amando a “los nuestros” o brindando nuestra amistad a los que piensan de distinta manera a nosotros? ¿Con las puertas abiertas a la fraternidad o con los balcones cerrados a lo que ya tenemos conquistado?
Ojala que, el Señor, nos ayude a hacer de nuestra vida una ofrenda y un amor que no sea excluyente. Lo tenemos difícil pero, con El en medio, puede ser posible.

Javier Leoz

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