Fr. Frank Pavone, Director de Sacerdotes para la Vida
Traducción María Laura F. de B., Argentina
Más de un millón de niños por curso escolar a lo largo de la nación estarían con nosotros si no se los hubiese matado a través del aborto. Los Sacerdotes para la Vida solicitan, por ende, que cada ceremonia de graduación y liturgia incluyan un recordatorio de aquellos que estarían graduándose con nosotros si no se los hubiese abortado. Esto podría de alguna manera reparar por el escándalo de que instituciones católicas, como Notre Dame, inviten y honren a personajes públicos pro abortistas.
El recordatorio de los niños desaparecidos puede tomar la forma de un momento de silencio, una vela encendida, una silla vacía, una gorra y un diploma yaciendo solos, o una breve oración. Las acciones simbólicas pueden acompañarse con palabras como éstas:
“En este día de alegría, damos gracias a Dios por nuestros logros. Al mismo tiempo, no podemos ignorar a aquellos cuyas vidas han sido perdidas, y que de otra manera estarían con nosotros para compartir los gozos de este día.
Con caridad hacia todos y condena hacia nadie, nosotros, la Promoción 2009, deseamos honrar y recordad aquellos que han perdido sus vidas porque han sido abortados. (Ahora hacemos un momento de silencio… O Ahora encendemos esta vela en su memoria… O Colocamos esta silla vacía en su memoria.)
Al avanzar hacia un nuevo capítulo en nuestras vidas, nos comprometemos a construir una Cultura de Vida, en la cual los padres nunca sientan que el único recurso para solucionar sus problemas es abortar a su hijo, y en la cual la preciosa dignidad de cada vida humana, especialmente los más indefensos, sea celebrada y protegida. Invitamos a todos Uds. a unirse a nosotros en la lucha por este objetivo.”
Supongamos que una tragedia se llevara las vidas de algunos de la promoción que se gradúa unos pocos días o semanas antes de la graduación, ¿no habría una mención o un tributo en la ceremonia? ¿Por qué entonces, deberíamos olvidar a las víctimas que murieron hace más tiempo? Después de todo, no es el tiempo de la muerte lo que importa, sino el valor de la vida.
Estamos otra vez en temporada de graduaciones. Estaré orando por todos los graduados en los diferentes niveles. Mi esperanza ferviente es que los estudiantes de todo el mundo tomen la iniciativa de recordar a los compañeros abortados.
Algunos, por supuesto, objetarán la idea de insertar un tema tan “negativo” en un día feliz. ¿Pero se supone que los momentos significativos de nuestras vidas deben estar aislados de toda conciencia de justicia? ¿Deberíamos regocijarnos con aquellos que se regocijan, pero no llorar con aquellos que lloran?
Estar dispuestos a enfrentar la tristeza cuando las víctimas nacieron, pero no estar dispuestos a hacerlo cuando las víctimas murieron antes de nacer, es otro signo del prejuicio profundamente enraizado en contra de los no nacidos en nuestra sociedad. Pero una nueva generación de jóvenes que sobrevivieron ese prejuicio están ahora tomando posiciones y preparando futuros líderes. Esto nos da esperanza. ¿No se trata de eso la Ceremonia de Graduación?
Por favor, haga algo. ¿Cómo podemos explicarlo si olvidamos o ignoramos a estos niños?
Nota de Iesvs: habría que agregar que muchos ginecólogos están ocultando a sus clientes que están abortando por utilizar anticonceptivos, ya que son todos abortivos: píldora mal llamada anticonceptiva (funciona como abortivo cuando falla en evitar la concepción), DIU, píldora del día después, parches, inyecciones, etc.