Se realizó en El Cairo (Egipto) la reunión de la Comisión Conjunta para el Diálogo, integrada por miembros del Comité Permanente de Al-Azhar para el Diálogo entre las Religiones Monoteístas y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Al final del encuentro, que se llevó a cabo los días 23 y 24 de febrero pasado, el jeque Muhammad Abd al-Aziz Wasil, «wakil», representante (en los asuntos jurídicos) de Al-Azhar y presidente del Comité Permanente para el Diálogo, y el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, firmaron una histórica declaración común en la que rechazan la manipulación de la religión con el objetivo de justificar intereses políticos, la violencia o la discriminación.
Según se dice en la misma declaración, «los participantes fueron recibidos por el gran imán de Al-Azhar, el profesor y jeque Muhammad Sayyed Tantawi, a quien el cardenal Tauran dio las gracias por haber condenado los actos de violencia en los que murieron seis cristianos coptos y un policía musulmán en Naga Hamadi (Egipto), en la pasada Navidad ortodoxa, por haber expresado solidaridad a las familias de las víctimas, y por haber reafirmado la igualdad de derechos y deberes para todos los ciudadanos, independientemente de su pertenencia religiosa. El jeque Tantawi declaró que sólo hizo lo que consideraba que era su deber ante esos trágicos hechos».
El Comité, con la ayuda de documentos presentados por monseñor Bernard Munono Muyembe y por el profesor Abdallah Mabrouk al-Naggar, analizó el tema «El fenómeno de la violencia confesional: comprender el fenómeno y sus causas y proponer soluciones, haciendo referencia particular al papel de las religiones en este sentido».
Al final del encuentro, los participantes acordaron las siguientes recomendaciones: «prestar mayor atención al hecho de que la manipulación de la religión con fines políticos o de otra naturaleza puede ser fuente de violencia; evitar la discriminación basada en la identidad religiosa; abrir el corazón al perdón y a la reconciliación recíprocos, condiciones necesarias para una convivencia pacífica y fecunda».
Musulmanes y católicos también pidieron «reconocer las semejanzas y respetar las diferencias como requisito de una cultura de diálogo, basada en valores comunes; afirmar que ambas partes se comprometen de nuevo en el reconocimiento y en el respeto de la dignidad de todo ser humano, sin distinción de pertenencia étnica o religiosa; oponerse a la discriminación religiosa en todos los campos (leyes justas deberían garantizar una igualdad fundamental); promover ideales de justicia, solidaridad y cooperación para garantizar una vida pacífica y próspera para todos».
El encuentro bilateral concluyó con el compromiso de «oponerse con determinación a cualquier acto que tienda a crear tensiones, divisiones y conflictos en las sociedades; promover una cultura del respeto y del diálogo recíprocos a través de la educación en la familia, en la escuela, en las iglesias y en las mezquitas, difundiendo un espíritu de fraternidad entre todas las personas y la comunidad; oponerse a los ataques contra las religiones por parte de los medios de comunicación social, en particular, en los canales de satélite, teniendo en cuenta el efecto peligroso que estas transmisiones pueden tener en la cohesión social y en la paz entre las comunidades religiosas».
Por último, católicos y musulmanes exigen «asegurar que la predicación de los responsables religiosos, así como la enseñanza escolar y los libros de texto no expresen declaraciones o hagan referencia a hechos históricos que, directa o indirectamente, puedan suscitar una actitud violenta entre los seguidores de las diferentes religiones».+