Carta abierta a José Antonio Pagola

BEATRIZ NEFF ATANCE, Hija de Jesús, beatrizneff@yahoo.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 04/03/10.- Estimado José Antonio, no nos conocemos personalmente, pero sé de ti a través de tus escritos, pues cuando alguien escribe y lo comparte con otros, saca su alma a pasear. Es lo que haces en tus libros y cada domingo en los comentarios al evangelio. Soy testigo de ello.
No nos conocemos personalmente, pero sé de ti a través de personas que sí te conocen y con la que tú has tenido siempre mucha y buena relación.

Tus comentarios sobre el evangelio y el libro de la discordia, “Jesús. Aproximación histórica”, me dicen que eres un creyente, profundo creyente, amante del Evangelio, de la Libertad, de un Jesús que pone su vida en juego por el Reino, es decir, por un mundo de Justicia, que apoya a los más pobres y marginados y que da su vida por cada uno de nosotros.
Lo que otras me dicen de ti es que eres un gran hombre, un gran creyente, gran profesor y gran acompañante en la fe de muchas personas, a las que has ayudado en su vocación. Siempre has puesto tu vida en juego, siguiendo a Jesús de Nazaret.
Ya hay muchos textos, firmados por teólogos y teólogas de reconocido prestigio, que se han alzado contra la censura de tu libro, que expresan infinitamente mejor de lo que yo pudiera hacer, la validez de las afirmaciones y del método exegético de tu libro. Y hay también muchas voces que exigen explicaciones acerca de la decisión de retirarlo de las librerías cuando ha vuelto a salir a la luz con todas las bendiciones. Desde aquí me uno a todas ellas.
Pero yo hoy pretendo releer contigo dos pasajes del Nuevo Testamento. El primero es de San Juan. En el capítulo 4 de su 1ª carta, dice: “Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ese es el del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo”. (1 Jn 4, 2-3).
Si a ti te condenan por tu libro, ¿también deberían condenar a San Juan?
Dios se hizo carne, se hizo historia, humanidad, debilidad, impotencia, se hizo ternura, compasión, misericordia, se hizo uno de tantos… se puso a la cola de los pecadores…
Dios no se hizo dogma, ley, norma, no se hizo ortodoxia, doctrina, magisterio…
Dios se reveló, y lo hizo a los pastores, a las mujeres, a los pecadores, a los publicanos, a los samaritanos, a las prostitutas, a los leprosos, a los indeseables…
Jesús no lanzó discursos teológicos, académicos, intelectuales… Jesús hablaba en cuentos, historias, narraciones, parábolas, dichos, comparaciones…
A ese Jesús histórico te has aproximado, con una metodología teológica actual. Quién pueda poner ejemplos de incorrecciones, que los ponga… todos estamos abiertos a aprender.
El otro texto es de Mateo: «Felices seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros» (Mt 5, 12).
Quien de verdad sigue a Jesús, poniendo su vida en juego… se la juega, sale “mal parado”. Jesús mismo se la jugó, porque antepuso la persona a la Ley. Y esto escandalizó a algunos. También se la jugó porque acercó demasiado a Dios. Parece que sigue siendo peligroso aproximar Dios al ser humano, parece que Dios debe quedarse en el templo, no debe mezclarse con los problemas cotidianos… ¡a ver si cualquiera va a poder hablar de Dios…! Tú lo acercas y curiosamente, querer que Dios esté lejos es algo en lo que se ponen de acuerdo tanto los que lo niegan como los que se dicen sus garantes… y la mayor acusación hacia tu libro es “que puede hacer daño”…
Afortunadamente, todavía quedan profetas entre nosotros, aunque ser profeta lleve como consecuencia ser injuriado y perseguido. José Antonio, si eres perseguido es por causa de Jesús. No temas, alégrate, pues esto es oportunidad para que otros y otras nos definamos y nos manifestemos.
Gracias por tu fe, tu valentía y tu empeño en acercar a Jesucristo a tanta gente. Otro San Juan, de la Cruz, decía que al final de la vida nos examinarán del amor. Y condenar no es amar. Quien tenga oídos para oír, que oiga.
Un saludo desde la libertad que da creer en el Jesús del Evangelio.