“El camino de los cristianos no es un plan político, no compite con otros programas que uno puede tener; está por encima de todo eso. Es un llamado a la dignidad de la persona y a la dignidad de la familia para que estés donde estés vayas por ese camino de la luz y la sal, sabiendo vivir con mucha humildad esa llamada que Dios nos hace”, expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani en la Santa Misa en la Basílica Catedral de Lima el domingo 9 de febrero.
Exhortó a poner en práctica lo que nos enseña el Evangelio y a seguir el programa de vida que Dios tiene para cada uno de nosotros.
“Ese programa de vida es el que siempre hemos conocido como las bienaventuranzas, que son esas alegrías que tenemos. Y la primera condición de esa felicidad es el sufrimiento”, señaló.
Afirmó que debemos darle el sentido cristiano al sufrimiento humano que no es solo de salud sino también de espíritu y de moral. Todo esto siguiendo sin temor el camino de las bienaventuranzas.
“No hay que rechazarlo, no hay que quejarse, no hay que verlo como algo malo; evidentemente el dolor que se puede evitar con la medicina se evita, el dolor que se puede evitar con una palabra de consuelo o con una compañía a la persona que sufre, se procura vivir. Pero siempre, tarde o temprano, tendremos en nuestro camino esa huella del sufrimiento”, manifestó.
Mencionó también que el Señor nos pide una limpieza en nuestro pensamiento y en nuestras obras, ya sea en el matrimonio o en la castidad.
“Todos estamos llamados a vivir esa virtud de la castidad, una pureza especial. Aprender a amar respetándonos en el matrimonio, en la vida sacerdotal y en la vida religiosa”, añadió.
Finalmente, saludó y encomendó a Dios a los licenciados del Colegio de Administradores que se encuentra celebrando su 36º aniversario y a un numeroso grupo de jóvenes del Movimiento de Vida Cristiana (MVC), quienes inician su semana de formación.
“Que el Señor los ilumine y les dé esa humildad para saber recorrer el camino de las bienaventuranzas, pues solos no podemos”, finalizó.