El Arzobispo de Lima exhortó a los fieles a reconocer en el sacramento de la Eucaristía como aquél alimento que fortalece el alma y nos hace mejores personas, durante la Santa Misa dominical que celebró en la Basílica Catedral de Lima, el domingo 09 de agosto, XIX del Tiempo Ordinario.
“Destierra de tu corazón la amargura, la ira y las cóleras; se bueno y comprensivo. Prepárate bien para recibir la Eucaristía; y, cuando la recibas, quédate con Él, habla con Él, escúchalo a Él. Esa Eucaristía te dirá: ayuda al prójimo, visita aquél enfermo, cuida aquél anciano, cambia tu conducta. Esa Eucaristía te mueve a trabajar más”, mencionó el Pastor de Lima, durante su homilía.
En otro momento, recordó que la Eucaristía es el alimento que fortalece el alma, lugar donde se cultivan las alegrías e ilusiones. Por ello, si no nos alimentamos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo nos quedamos con un alma triste, lleno de envidias, cóleras, y sin fuerzas.
“¿Qué sería de mí si no procurara confesarme, volver otra vez a empezar, tratar de vivir mejor? Que esa vida de lucha no me canse. No nos cansemos de pedir perdón, de arrepentirnos de nuestros pecados, de acercarnos a la comunión. Hemos sido creados para luchar contra nuestros propios pecados. De esa lucha brotará el aporte tuyo para ayudar a los demás y para ser exigente con los demás, para que la fe católica brille con coherencia”, señaló.
Finalmente, reconoció que el testimonio de vida es un eje fundamental donde se fortalece la fe católica.
“Cristo nos dejó al Primado de Pedro, el Papa; a los apóstoles; los obispos y a los sacerdotes, colaboradores del obispo, para anunciar la fe, la vida eterna, y para que nosotros creyéramos. Tenemos que ver a ese sacerdote y ese obispo coherente, que dice la verdad, es amable, me habla de Dios, me enseña mis obligaciones y todos procuramos en nuestra familia y trabajo, ser imitadores de Dios”, culminó.
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