El cardenal Jorge Mario Bergoglio, actualmente Papa Francisco, en el mes de septiembre de 2012, ahora hace siete meses, celebró una Eucaristía y predicó en medio de una plaza en Constitución, Argentina, hablando de la esclavitud y trata de personas que se produce en esa ciudad en diferentes formas: en el trabajo, con menores, prostitución, drogas, mendicidad. En la homilía que se visualiza y escucha en el vídeo, el cardenal Bergoglio interpela a todos en nombre del Señor como cuando Caín mató a Ábel: «¿Dónde está tu hermano esclavizado y explotado». Bergoglio pide: «Señor que podamos rescatar a quienes tienen explotados como esclavos y que podamos ver el corazón de esos hombres y mujeres que explotan a sus hermanos convertidos a Ti».
El vídeo es una prueba que el Cardenal Bergoglio convertido hoy en Papa Francisco sigue predicando y enseñando las mismas actitudes ante situaciones tan graves como la esclavitud, la trata de persona y la explotación laboral. Así lo ha hecho en la mañana del 1 de mayo en el curso de la santa misa que ha celebrado en la capilla de la Casa de Santa Marta, en la cual ha dicho que en las sociedades actuales se ven más los balances de las empresas y el beneficio que la dignidad del trabajo. En el día en que la Iglesia celebra a San José Obrero, el Pontífice ha denunciado el trabajo esclavo. En la homilía ha dicho:
«No pagar lo justo, no dar trabajo, porque sólo se ven los balances, los balances de la empresa; sólo se ve cuánto puedo provecho puedo sacar. ¡Esto va contra Dios! Cuántas veces hemos leído en ‘L’Osservatore Romano’… Un título que me ha llamado tanto la atención el día de la tragedia en Bangladesh, ‘Vivir con 38 euros al mes’: era el sueldo de estas personas que murieron… ¡Y esto se llama ‘trabajo de esclavo!’. Y hoy en el mundo está esta esclavitud que se hace con lo más bello que Dios ha dado al hombre: la capacidad de crear, de trabajar, de hacer su propia dignidad. Cuántos hermanos y hermanas en el mundo están en esta situación por culpa de actitudes económicas, sociales, políticas, etc…. Hoy nos hace bien volver a escuchar la voz de Dios, cuando se dirigía a Caín diciéndole: «Caín, ¿dónde está tu hermano?». Hoy, en cambio, oímos esta voz: «¿Dónde está tu hermano que no tiene trabajo? ¿Dónde está tu hermano que está bajo un trabajo de esclavo?…Oremos, oremos por todos estos hermanos y hermanas que están en esta situación. Así sea».