Canta con MAXI para el V Domingo de Cuaresma

Canta con MAXI para el V Domingo de Cuaresma

LETRA:

SOMOS SEMILLA QUE,
ENTRE TUS MANOS,
ESTÁ ESPERANDO SU LIBERTAD,
PARA ENCERRARSE EN TIERRA BUENA
Y, ASÍ, DAR FRUTOS AL GERMINAR.

Quinto Domingo de Cuaresma – Ciclo C

LA CUARESMA: EXPERIENCIA DE DESIERTO

Puede parecer sorprendente y fuera de la realidad que en esta sociedad tan ruidosa y masificada en la que vivimos, la Cuaresma nos invite a la experiencia del desierto.

Las lecturas bíblicas nos hablan de lo importante que fue para el pueblo de Israel su experiencia de desierto, de la experiencia de Jesús en sus cuarenta días de desierto antes de iniciar el anuncio de la alegre y gran noticia de su Evangelio.

Estas experiencias de desierto nos pueden ayudar a cada uno de nosotros a descubrir lo que nos puede aportar la experiencia de hallar espacio y tiempo de silencio, de soledad, de apertura a las grandes preguntas, a las grandes respuestas, que con frecuencia el ruido, la prisa, los afanes de cada día son trabas que nos impiden buscar para escuchar las preguntas y las respuestas que Dios, personalmente, nos hace y nos da.

La experiencia de encontrarse uno consigo mismo es fundamental para redescubrir el sacramento de la Reconciliación. Sacramento que nos lleva al encuentro cordial con el Padre de bondad, al abrazo misericordioso del Padre que no se fija tanto en las culpas, sino que lo que más quiere es ayudarnos a cambiar y progresar en el camino hacia la gran fiesta de comunión que Él convoca.

LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA

1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 43,16-21

Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.

No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 1ª LECTURA

El profeta Isaías ante la dura situación en la que se encuentra el pueblo de Dios, levanta su voz ofreciendo un mensaje de esperanza y liberación al pueblo oprimido y desanimado, aconsejando al pueblo que miren hacia el futuro, porque el Señor va a intervenir en favor de su pueblo por el amor que les tiene, a pesar de sus infidelidades para con Él.

SALMO
Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 3)

R. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

2ª LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3,8-14

Hermanos:
Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a Él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

COMENTARIO A LA 2ª LECTURA

El apóstol Pablo exhorta a los cristianos de Filipo a poner la mirada en la meta que nos espera.

Es necesario seguir luchando y esforzándose para llegar a la meta, que es Cristo Jesús. No hay que pensar en el pasado, sino en la fe en Cristo que les llevará a un futuro de salvación.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 8,1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó:
Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?

Ella contestó:
Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

Palabra de Dios

COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO

Jesús no soporta la hipocresía social alimentada por la prepotencia de los varones. La sentencia a muerte de la mujer adúltera no viene de Dios. Jesús no la condena, sólo le pide que no peque más.

PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
NADIE PUEDE SER JUEZ DE LOS DEMÁS

En el pasaje de la mujer adúltera se pueden ver dos actitudes contrapuestas, la de los ancianos y la de Jesús.

¿Con quién nos identificamos nosotros? Muchas veces actuamos como los ancianos creyéndonos buenos, que siempre tenemos razón, juzgando, acusando, condenando y siendo exigentes, hipócritamente exigentes, con los que nos rodean. Sin embargo, el Señor Jesús no actúa así con nosotros.

Él siempre nos perdona, es tolerante y comprensivo, siempre nos ofrece una nueva oportunidad para rehacer nuestra vida y renovarnos.

Si el Señor es así con nosotros, nosotros debemos hacer lo mismo con los que nos rodean y manifestar la calidad de nuestro amor cristiano con la tolerancia, la comprensión, el perdón y la misericordia, acompañando y ayudando a quien quiere rehacer su vida, renovarse, mejorar…

Podemos perdonar a quienes nos han ofendido, devolver la palabra a quien no hablamos desde hace tiempo, no hacer daño con las piedras de nuestras palabras, nuestras críticas, nuestro empeño de divulgar lo negativo de las personas.