Canción de Adviento Hoy se enciende una llama
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo
Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene
preparad corazones
allánense los senderos
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo
Crecen nuestros anhelos al ver
la segunda llama nacer
como dulce rocío vendrá
el Mesías hecho Niño
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo
Nuestro gozo hoy quiere cantar
por ver tres luceros brillar
con María esperamos al Niño
con alegría
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo
Huyen las tinieblas al ver
cuatro llamas resplandecer
ya la gloria está cerca
levanten los corazones
Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo
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Mensaje de Navidad del Papa Francisco
Como los pastores, obedientes al anuncio del ángel, vayamos espiritualmente también nosotros a Belén, donde en la pobreza de una gruta, María dio a luz al Salvador del mundo.
La Navidad es, hoy en día, una fiesta universal; aun los que no tienen fe perciben su encanto. Para nosotros los cristianos es el acontecimiento decisivo, que no puede ser confundido con lo que es banal y efímero.
No se trata de una fiesta sentimental, consumista, llena de regalos, pero vacía de fe.
Es necesario que dejemos de lado una mentalidad mundana, incapaz de entender que la verdad fundamental de nuestra fe es el misterio de Dios que se hizo hombre, en todo igual a nosotros, menos en el pecado.
Esta fiesta nos invita a contemplar, por una parte, el drama del mundo, en el que el hombre herido por el pecado busca misericordia y salvación, y por otra parte, la bondad de Dios que vino a su encuentro, para hacerlo participar de su bondad y de su vida.
En este tiempo de sufrimiento y de incerteza a causa de la pandemia, la presencia de Dios en el niño recién nacido en Belén, indefenso, humilde y pobre, nos libra del sentido de fracaso, de impotencia y de pesimismo que llevamos dentro, y nos descubre el verdadero significado de la existencia humana y de la historia, porque Jesús se revela como luz que disipa las tinieblas y nos abre el horizonte de la alegría y de la esperanza.