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Camino de Cuaresma – Día 29

Camino de Cuaresma - Día 29

Camino de Cuaresma - Día 29

DIOS ELIGE EL CAMINO MÁS LARGO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Breve silencio para ponernos en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN INICIAL

Estoy caminando en el desierto de la fe, Jesús. Un desierto que se convirtió en maestro de la fe para tu pueblo Israel. Ayúdame a entrar en él, avanzar y progresar con la mirada puesta siempre en ti. Sé que pasaré por pruebas, que mi inteligencia y voluntad serán purificadas, que mi sensibilidad también sentirá el calor y el frío del desierto. No tengo miedo porque sé que tú estás conmigo, yo quiero seguir tus huellas y salir victorioso con una fe sólida e inquebrantable. Déjame sentir tu presencia y líbrame de lo que me impida reconocerte en cada circunstancia de mi vida.

CITA

Cuando Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más corto; pues se dijo Dios: «No sea que, al verse atacado, se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto». Hizo Dios dar un rodeo al pueblo por el camino del desierto del mar de Suf. Los israelitas salieron bien equipados del país de Egipto.

Éxodo 13, 17-18

REFLEXIÓN

Cuarenta años duró la peregrinación del pueblo judío. Cuarenta años durante los cuales olvidaron todos los prodigios y milagros que Dios había obrado con su pueblo elegido. Tan solo tres días después de haber cruzado el Mar Rojo, ya se encontraban murmurando contra Dios. En repetidas ocasiones el pueblo se quejó con Moisés de pasar hambre o sed, desconfiando de las promesas de Dios, que ya les había demostrado su fidelidad.

Y podríamos preguntarnos ¿por qué escogió Dios un camino tan largo y lleno de tropiezos cuando en realidad sólo hacían falta tres meses para hacer el recorrido?

Salir de Egipto fue relativamente fácil, Dios se encargó de lograrlo. Pero lo más difícil era sacar Egipto del corazón de su pueblo. Ante las dificultades del desierto, su memoria, su corazón volvía a las “cebollas de Egipto”. No tenían una fe plena en el Dios que guiaba a Moisés.

Por eso fue necesario tardar 40 años. El número 40 representaba una nueva generación, era la edad promedio de vida. Así, hizo falta una nueva generación, que se olvidase de Egipto y que tuviese plena fe en el Dios de Israel.

Por eso, podemos decir, Dios elige el camino más largo. También para nosotros. ¡Cuántas veces nos cuesta entender por qué Dios tarda tanto en responder, en actuar… y se nos olvida que la tardanza tiene una razón, es una pedagogía para prepararnos. Piensa en tu vida, en los “caminos más largos” por los que Dios te ha hecho pasar. Agradécelos, valóralos porque a través de ellos, te ha hecho llegar a muchas tierras prometidas, y te ha liberado de muchos apegos, de muchos “Egiptos”: deseos, recuerdos, seguridades. “El camino más largo” te enseñará a creer, confiar y amar con un corazón libre.

ORACIÓN

ENTRA EN MI CORAZÓN

Durante cuarenta años en el desierto
Israel se preparó para entrar en la tierra
prometida a Abraham y su descendencia

La tierra con lágrimas de niño encarnado
de dolor por un pueblo totalmente cerrado
de tristeza al ser en la cruz abandonado
fue fértil y la promesa se transformó en un Dios donado

Una tierra que tú y yo habitamos sólo en el Amor
Una tierra que es un gran corazón
Una tierra que vive, ríe y sufre desde su encarnación
Una tierra que siendo fin, te abraza y te da ahora calor

Promesa que como Adán, del polvo surgió
Tras muchos peregrinos, Él mismo en su tienda habitó
Morada entre nosotros, uno de los nuestros quiso ser
para como puente, ser caminado hasta a Dios poder ver

Jesús a mi alma

Entra en mi corazón y dime lo que ves
Largos años, eterna espera, hasta por ti nacer
Ahora te lo abro, es tuyo, dime lo que ves
Nada oculto, en mí también al Padre verás
Busca dentro, junto al Espíritu, y dime lo que ves

Mi alma Jesús

Sangre fuerte, sangre roja, sangre que fluye por tu costado
Sangre limpia que me purifica del pecado
Sangre tuya, sangre mía, vida nueva que me da mi amado

Jesús a mi alma

Entra dentro, no contemples, habita este corazón
Que tuyo es, por puro amor, pues no hay otra razón
Entra dentro y habítalo, escucha los latidos de pasión
Vivo está y pronto a perdonar toda tu traición

Mi alma a Jesús

Quiero entrar, pero tengo miedo de no perseverar
Me conozco y soy débil, no sé bien si podré caminar
Quiero entrar y allí morir, hasta el cielo ya tocar
Dame fuerzas, mi Jesús, para nunca vacilar

Jesús a mi alma

¿Quieres habitar el cielo sin temor?
Entra dentro y si confías ya no me podrás dejar
No eres tú, soy yo el que quiere verte perseverar
Entra dentro, descansa segura, y déjate ya amar

Del libro Jesús a mi alma. P. Guillermo Serra, L.C.

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PROPÓSITO

En oración repasar aquellas situaciones donde Dios me llevó por el camino más largo e intentar sacar conclusiones, desde la fe, del por qué de su pedagogía.

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

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